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MISOGINIA EN INTERNET: CALDO DE CULTIVO PARA EL HORROR EN CANADÁ

Columnas
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Un individuo al volante de una furgoneta perpetró un brutal ataque en la calle Yonge de Toronto, el pasado 23 de abril. El saldo del atropellamiento múltiple fue de 10 fallecidos y 16 heridos.

 

Conforme transcurren los días, han salido a la luz diversos detalles biográficos del conductor Alek Minassian, y también pistas que apuntan a un proceder alimentado por la misoginia en internet, dentro de foros integrados por los denominados incels. De hecho, otras masacres han llevado este sello, por lo que no pocas voces se preguntan si ha llegado el momento de definirlas como terrorismo.

La noche misma del ataque, Mark Saunders, jefe de la policía de Toronto, señaló en conferencia de prensa que se trató de una acción deliberada, pero que no había que catalogarla como un acto terrorista. Las autoridades canadienses no han cambiado de parecer, pero las críticas aumentan, tanto en Canadá como en Estados Unidos, países donde existen los mayores grupos de odio hacia las mujeres en el ciberespacio y que ya han sido escenario de ataques parecidos.

La escritora Jessica Valenti expresó en The New York Times: “A pesar de las numerosas pruebas que establecen un vínculo entre estos asesinos de masas y los grupos misóginos radicales, nos seguimos refiriendo a estos atacantes como ‘lobos solitarios’, un error que ignora la forma en que el miedo y la cólera de estos hombres son cultivados y alimentados en internet. Este es el término que todos deberíamos utilizar: terrorismo misógino”.

El mensaje “críptico” de Alek Minassian

El agente Kem Lam de la policía de Toronto, sin accionar su arma, detuvo al conductor de la furgoneta siete minutos después del incidente. Hubo una ola de especulaciones sobre su identidad. Medios relacionados con la extrema derecha publicaron rápidamente que era un yihadista. Asimismo, hicieron críticas virulentas hacia Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, por permitir el ingreso de refugiados al país y por privilegiar una política que supuestamente minimiza los riesgos del integrismo musulmán.

Poco tiempo después, la cadena CBC y el diario The Toronto Star mencionaron que el detenido era Alek Minassian, un canadiense de 25 años de edad, graduado en informática en el Seneca College y residente en Richmond Hill, una localidad del área metropolitana de Toronto. La policía confirmó la identidad de Minassian y precisó que no contaba con antecedentes penales.

¿Cuáles fueron los motivos de Alek Minassian para cometer el acto sangriento? La pregunta sonaba por todas partes y la policía subrayaba que toda línea de investigación sería tomada en cuenta. El diario The Globe and Mail habló con antiguos colegas de aula de Minassian; lo describieron como una persona con serias dificultades para socializar y aquejado de problemas de ansiedad. Ari Blaff, otro de sus excompañeros, declaró a la cadena CBC: “Nunca lo vi con un grupo de amigos”.

Algunos medios comenzaron a difundir un supuesto mensaje escrito por Minassian en Facebook. Las autoridades informaron más adelante que representantes de esta red social confirmaron que, en efecto, era una publicación realizada desde el perfil del detenido (la cuenta ya fue cancelada). De igual forma, se pudo establecer que escribió el mensaje minutos antes del ataque. Minassian publicó lo siguiente: “El soldado (recluta) de infantería Minassian 00010 desea hablar por favor con el sargento 4chan. C23249161. ¡La rebelión incel ya ha comenzado! ¡Derrocaremos a todos los Chads y Stacys! ¡Saluden todos al supremo caballero Elliot Rodger!”.

Los incels: misoginia en la red

Algunos pormenores de la vida de Minassian e información sobre su actividad en internet permiten comprender este mensaje que a primera vista parece incoherente. Minassian participó en un campo de entrenamiento del ejército canadiense en agosto de 2017, pero se dio de baja dos semanas después. Las fuerzas armadas así lo han confirmado. C23249161 era su número castrense de identificación. Con “4chan”, Minassian se refería a un famoso foro de internet donde aparecen con frecuencia mensajes cargados de odio e intolerancia hacia distintos grupos.

Minassian tecleó después: “¡La rebelión incel ya ha comenzado!”. Incel es una abreviatura de involuntary celibates (célibes involuntarios), término empleado en internet para definir a hombres heterosexuales que expresan frustración por su falta de actividad sexual. Muchos de estos individuos culpan de ello directamente a las mujeres, usan expresiones denigrantes en su contra y hacen apología de la violación.

La comunidad incel llama “Chads” y “Stacys” a hombres y mujeres con vidas sexuales activas. Además de 4chan, los incels tienen presencia en otros foros como Voat, The Red Pill y 8chan.

Margaux Bennardi, agente de intervención en el Centro de Prevención de la Radicalización Violenta de Quebec, precisa en entrevista: “Hay que recordar que, en un principio, los incels se organizaron en foros de internet para compartir experiencias. El problema es que algunas de estas personas han incitado al odio con sus mensajes y esto ha abonado el terreno para la violencia”.

“¡Saluden todos al supremo caballero Elliot Rodger!”. Minassian se refería al individuo que en mayo de 2014 perpetró una masacre en California. Rodger mató a seis personas, hirió a 13 y se suicidó minutos después. Él mismo se definía como un incel. Rodger grabó un video antes del ataque donde afirmaba que sería una acción para castigar a las mujeres por ignorarlo y a los hombres atractivos. “Las mujeres dan afecto, sexo y amor a otros hombres, pero nunca a mí”, pronunció en una parte de la grabación.

Varios incels publicaron mensajes en foros para condenar el ataque en Toronto, aunque otros más lo celebraron y llamaron héroe a Alek Minassian.

El periodista Joe Warmington, del diario The Toronto Sun, citó en un artículo comentarios de empleados del centro donde se encuentra recluido Alek Minassian. Según Warmington, las personas señalaron que Minassian no siente remordimiento alguno; también el detenido dijo que actuó por odio a las mujeres.

La policía ha abierto una investigación sobre lo publicado, ya que viola el código de conducta del personal penitenciario, pero no ha negado la información. Ocho de los diez fallecidos en Toronto eran mujeres. Hasta el momento, los detectives no han precisado si el conductor buscaba atropellar sobre todo a las transeúntes.

Además de Minassian y Rodger, otros individuos adeptos a la misoginia en internet han perpetrado masacres. En agosto de 2009, George Sodini ingresó en un gimnasio de Pensilvania y disparó a un grupo de mujeres que tomaba una clase de baile. Tres murieron y nueve resultaron heridas. Sodini se suicidó momentos después. Meses antes del suceso, comenzó a escribir mensajes en la red sobre sus frustraciones sexuales. “No lo entiendo. No soy feo ni especialmente raro. No he hecho el amor desde julio de 1990 (yo tenía 29 años)”, tecleó en uno de ellos.

En octubre de 2015, Chris Harper-Mercer mató a nueve personas en un instituto de Oregon. También terminó con su vida. Harper-Mercer participaba activamente en foros de la comunidad incel, donde había reconocido su admiración por Elliot Rodger y se quejaba de su nula actividad sexual. Asimismo, en febrero de este año, Nikolas Cruz asesinó a 17 individuos en una escuela secundaria de Florida. Días atrás había escrito en YouTube la frase “Elliot Rodger no será olvidado”; de igual forma, colgó un mensaje en 4chan horas antes de la tragedia señalando que atacaría a la “gente normal”.

“Es posible que una persona se radicalice por medio de internet, pero distintos estudios han demostrado que en la mayoría de los casos la red no es el único elemento para que alguien pase al acto”, afirma a este medio David Décary-Hétu, profesor de criminología en la Universidad de Montreal.

Sobre lo ocurrido en Toronto y en varias ciudades estadunidenses, algunos expertos evocan múltiples factores: los problemas de salud mental, la cultura de las armas, la radicalización por dificultades para socializar, el espíritu de la extrema derecha, entre otros. Sin embargo, otras opiniones insisten en que el odio a las mujeres es un elemento neurálgico.

¿Terrorismo?

“La misoginia ya existía en la sociedad antes de los incels. No obstante, los foros de internet han facilitado el contacto entre individuos que comparten frustraciones y algunos de ellos viven un proceso de radicalización violenta”, señala Margaux Bennardi.

diciembre de 1989, antes del uso masivo de internet, Canadá sufrió un funesto ataque. Marc Lépine, un estudiante de 25 años de edad, mató con un rifle a 14 mujeres en el Politécnico de Montreal. Se suicidó momentos después, pero había dejado una carta donde explicó que su acción era una respuesta al movimiento feminista. El término terrorista no apareció en la versión oficial de las autoridades.

El código criminal canadiense estipula que el terrorismo es “un acto cometido a nombre –exclusivamente o no– de una meta, un objetivo o una causa de índole política, religiosa o ideológica con el fin de intimidar a la población”. De este modo, las autoridades han insistido que el ataque en Toronto no puede catalogarse como tal.

Tanto en Canadá como en otros países existen debates desde hace décadas entre juristas, filósofos, políticos y periodistas respecto a lo que debe definirse como terrorismo, donde se citan aspectos como las reivindicaciones de una agresión, el grado de pertenencia a un grupo y las razones del acto. En este coro, los ataques con tintes misóginos aparecen, ya que no han sido un hecho aislado.

En abril pasado, el Southern Poverty Law Center, institución estadunidense concentrada en la defensa de los derechos civiles, incluyó a los incels en su lista de grupos de odio. Por su parte, Elizabeth Renzetti, columnista canadiense del diario The Globe and Mail, hizo alusión a la matanza en Montreal y a la tragedia en Toronto: “¿Por qué no nos enfurece la posibilidad de que este ataque haya sido inspirado por la misoginia? Si es así, significaría que dos de los crímenes en masa más grandes de la historia reciente de nuestro país fueron inspirados por el odio hacia las mujeres. Si eso no es una ideología terrorista, entonces no sé qué sea”.

A raíz de la información publicada sobre las expresiones misóginas de Minassian, el primer ministro Trudeau declaró: “Esto plantea ciertamente preguntas, pero vamos a esperar los resultados de la investigación antes de sacar conclusiones”.

El gobierno canadiense espera que las grandes compañías de internet dediquen más esfuerzos en su lucha contra cualquier forma de discriminación o de acoso en línea. Sin embargo, David Décary-Hétu comenta que actualmente es muy difícil eliminar ese tipo de comentarios en la red, ya que si se aplican filtros automatizados se censuraría de golpe toda una gama de contenidos. Dice que una solución sería contratar a más empleados para leer los mensajes.

“Los gobiernos no pueden culpar a las compañías por el contenido publicado, pero pueden pedir que respondan rápidamente cuando un usuario detecta mensajes de odio”, agrega.

La misoginia propagada en internet cobra cada vez mayor relevancia al momento de investigar acciones violentas.