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SE FORTALECE ALBORES

La salida del Partido Verde Ecologista de México, de la alianza con el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Nueva Alianza, que hizo su candidato a Roberto Albores Gleason, pone en alto riesgo al “tucán”, mientras el tricolor ha empezado a levantar vuelo de manera más exitosa, al quitarse de encima a esta organización que desde su origen ha sido un parásito que ha sustentado su actividad en el oportunismo y la traición.

 

Una conducta inmoral de sus líderes que lo han convertido en un negocio familiar con el “niño verde”, Jorge Emilio González Martínez a la cabeza, y que hasta ahora tiene a Chiapas como su bastión principal, donde es manejado con tintes dictatoriales, que lo mantiene sumido en la división absoluta.

Viene a mi mente, que la traición es parte del juego de sobrevivencia del PVEM, púes en el año 2000 le llevó también las contras al PRI, al dar la espalda a Sami David David, para agregarse al grupo de partiditos, que, salvo el PAN y el PRD, y con toda la ayuda de Ernesto Zedillo Ponce de León, hicieron posible el “triunfo” tanto de Pablo Salazar Mendiguchía, en Chiapas y de Vicente Fox Quesada, a nivel país.

Su oportunismo le llevaría en 2012, ante la inminencia del retorno del tricolor con Enrique Peña Nieto, a cobijarse en el PRI, para que su candidato Manuel Velasco Coello, ganará la elección estatal.

Los chiapanecos sabemos que sin la estructura electoral y militancia priísta, “el güero”, con todo y su entonces carisma indiscutible, no hubiese podido salir triunfante con un abultado margen de votos, en el que mucho tuvo que ver su compadre Juan Sabines Guerrero.

Sacar al Verde de la alianza con el PRI-PANAL, por motivos de terquedad que raya en el absurdo, pone en riesgo su sobrevivencia, junto con la de los partiditos de temporada, Mover a Chiapas y Chiapas Unido, que, en los últimos cinco años y seis meses, han disfrutado de la dotación de recursos de las arcas federales, pero más del presupuesto estatal, más allá de lo legal, convirtiéndose sus líderes en auténticos delincuentes, que bien debiera investigar la Procuraduría General de la República.

La impunidad de tales líderes, tiene su razón de ser en que, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el PVEM, ha sido el partido consentido, al que todo se ha personado, hasta las graves actividades delictivas en las que han incurrido sus dirigentes.

Su salida del bloque liderado por el PRI, encierra toda una serie de situaciones sospechosas, en las que el objetivo de quien así lo ha decidido desde las alturas, es el de dañar la campaña de Roberto Albores Gleason, quien por cierto ha tomado con toda serenidad la decisión de separación, tomada tanto por la dirigencia estatal como nacional.

Las bases priístas que estaban molestas por todas las concesiones de alcaldías, senadurías, diputaciones federales y locales, concedidas a manos llenas al ¨VEM por la dirigencia nacional, han empezado a revertir su coraje, demostrando que, ahora sí, solos, el PRI demostrará que sigue siendo el más poderoso en Chiapas.

Y es ahí donde vienen las complicaciones, porque a casi un mes de las elecciones, el tricolor está obligado a cubrir para su causa todos los espacios cedidos, ahora sí para ser entregados a verdaderos militantes que habían sido ninguneados.

Una “graciosa huida” del PVEM, que también complica la vida a quienes se habían registrado como aspirantes a cargos de representación popular, como es el caso del más sobresaliente de ello, el ex fiscal General del Estado, Raciel López Salazar, quien incluso se mostraría partidario absoluto de Roberto Albores Gleason, por lo que ahora seguramente deberá volver a registrarse, pero como candidato del PVEM, como forma de lealtad a su ex jefe, el gobernador del estado.

Todo un desconcierto entre el electorado oficialista, sin tomamos en cuenta que las campañas habían iniciado como coalición y que por lo mismo se complican por la decisión de última hora de separarse para lanzar como su candidato, al ex alcalde Fernando Castellanos Cal y Mayor, a pesar de que la ley electoral no se lo permite, por no llenar los requisitos elementales para ser designado.

Estamos en Chiapas, donde los caprichos cupulares para la imposición, han trastocado el estado de derecho, con el propósito de cubrir espaldas, que seguramente no lograrán, frente a la división provocada, que, si querían favorecer al candidato de Morena, Rutilio Escandón Cadenas, no ha funcionado y si en cambio le ha perjudicado, porque Roberto Albores Gleason ha empezado con mayores impetús su carrera en la recta final por el gobierno estatal.

El espaldarazo del dirigente nacional del PRI, René Cisneros, a Roberto, después del deceso del PVEM en la coalición, es muy significativo y motivante, al reiterar el apoyo absoluto del comité ejecutivo nacional, al joven político comiteco, que de paso acalla los rumores mal intencionados de su renuncia a la candidatura.

         Lo que me queda más que claro, es que Roberto Albores Gleason se ha quitado las ataduras que le obstaculizaban su tránsito exitoso para la sucesión y que ahora tiene todo por delante para demostrar que es el mejor, por encima de Rutilio Escandón Cadenas, José Antonio Aguilar Bodegas del PAN-PRD-MC, y del último mohicano Fernando Castellanos Cal y Mayor.

No olvidemos que a Fernando se lo han sacado de la manga, después de que no prosperó la imposición de Eduardo Ramírez Aguilar, que, de gran mandón, disponedor y despilfarrador de los dineros del pueblo, se ha convertido en parte de la borregada que por conveniencia se ha sumado a las huestes de Morena.

Vergonzosa conducta del ex dirigente del PVEM y del Congreso, que, en su corta trayectoria política, apoyada incondicionalmente por el “ya sabes quién” local, ha trepado vertiginosamente las escalinatas del poder apoyado en su posición de cortesano besa todo, que ahora traslada a los dominios del intolerante, como él, de Andrés Manuel López Obrador.

Lo grave de todo esto, es que, con su desbordada ambición, gradualmente ha ido embrocando a su jefe a un abismo peligroso, incluso, como es secreto a voces, desde sus tiempos de ex secretario general de Gobierno en el sexenio que termina, en que bajo la mesa, dispuso de dineros del pueblo para financiar los movimientos extremistas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación CNTE, sección 7 y del Sindicato de Trabajadores de la Educación, sección 40 del SNTE, en el estado.

         Eduardo Ramírez Aguilar, enajenado con la idea de ser el “Fouche” de Manuel Velasco Coello, sigue sin medir consecuencias, enloquecido por haber convencido a López Obrador, de ser el hombre clave para la obtención de votos en Chiapas, después de que organizará las marchas y mítines “por la dignidad de los chiapanecos”, después de que no fue elegido candidato a gobernador, aún con el respaldo de su jefe.

Chiapas se ha convertido en un verdadero cochinero electoral, que de no arreglarse pronto, podría llevar a la anulación del proceso electoral del 1 de julio, pues que no se olvide que habrá necesidad de reinventar una nueva boleta electoral, en la que deberán aparecer de manera individual y por separado, los candidatos del PRI y del PVEM.

El riesgo está latente, por lo que en Morena los focos rojos se han encendido ante el riesgo de la derrota de su candidato, por lo que su candidato a senador, Eduardo Ramírez Aguilar, ha llevado a su equipo, al potosino, que no cachanilla de Baja California, Amador Rodríguez Lozano, ex fiscal de Juan Sabines Guerrero, conocido como el “mago de los polvos”, pues convirtió en leche deslactosada, todo un cargamento de dos toneladas de cocaína, que finalmente le costaron su despido, sin que realizara ninguna investigación y se diera inexplicablemente carpetazo al asunto.

Amador, del Verde a Morena, cargado con miles de millones de pesos para apuntalar en Chiapas la candidatura de Eduardo, Rutilio y Andrés Manuel.

Todo es escandaloso, por lo cínico, pero los chiapanecos nos mantenemos a la expectativa, para saber hasta cuándo la PGR hará las investigaciones correspondientes contra este personaje que en el gobierno de Juan Sabines Guerrero, llegó con una mano atrás y otra adelante y que ahora disfruta de múltiples ranchos ganaderos, entre ellos en la zona norte del estado, protegido por la mano que mece la cuna.

Aún así, todo está dado, para que Roberto Albores Gleason repunte, como hay lo hace, y se dirija como todo un gran vencedor en la recta final de las elecciones para gobernador.

El PRI, cabalga de nuevo, sin parásitos como el PVEM, que le estorben, con la mejor estructura electoral y militancia incondicional que pronto dará de qué hablar por su entrega a quien es garantía de cambio

SI NO QUE SE DEMUESTRE LO CONTRARIO…