México y Chiapas a la deriva
A mi me queda muy claro que a nuestro presidente de la república ya le tomaron la medida los grupos que integran los cárteles de las drogas en el país, especialmente el de Sinaloa, que vuelve a declarar la guerra y ahora sí con todo, a Andrés Manuel López Obrador, al matar a nueve miembros de la población menonita de Chihuahua.
Otra vez la burla a quien con todo y sus soldados, marinos y Guardia Nacional, no ha podido con los maleantes, que hacen y deshacen a su antojo en todo un México sumido en el miedo y la inseguridad, sabedor que sus policías son cómplices de los dueños del país.
Chiapas no se queda atrás, con un gobierno estatal que no se atreve ir más allá de lo que le dicta el primer mandatario federal, para evitar resbalones que hagan caer de la gracia del Mesías a don Rutilio Escandón Cadenas.
Nada que ver con lo que nos dicen las encuestas pagadas por la 4T, para que nos restrieguen en la cara de que somos uno de los estados más seguro de la república mexicana, mientras todos los días somos testigos de asaltos a transeúntes, cuentahabientes de bancos, atracos a casas habitación, violaciones sexuales, asesinatos, pandillerismo de las maras 13 y barrio 18, que se mantienen en su macho de intocables al “mocharse” con las autoridades que solapan sus ilícitos.
Dudas sobre la llamada “austeridad republicana” en un estado en el que la Cuarta Transformación, se contradice en Chiapas con el despilfarro de recursos presupuestales por parte del fiscal general del estado, Jorge Luis Llaven Abarca, que como parte de su estrategia de querer ser sucesor de la silla principal de Palacio, incurre en el despilfarro, al grado de llevar a cabo con dineros del erario el Congreso Nacional de Derecho Penal, en Tuxtla Gutiérrez.
Demasiado dinero para satisfacer las desbocadas ambiciones futuristas del fiscal que a cinco años un mes de distancia, está que se muerde por dar rienda suelta a su egocentrismo, sin importar que se lleve entre las patas a su jefe el gobernador.
Lo que los chiapanecos no acabamos de entender, es por qué don Rutilio permite semejante dispendio, en una época llena de carencias, al cancelarse la Cruzada Nacional contra el Hambre, que mantiene en situación de gravedad la alimentación de niños y adultos de las zonas indígenas.
No hay dinero para las medicinas en los hospitales, que obligan a los jodidos a ver cómo le hacen para comprarlas por su cuenta, ya que de no hacerlo sus familiares enfermos se mueren.
No se vale, que el gobernador no ponga fin a las locas ocurrencias de Jorge Luis Llaven Abarca, que dispone de los dineros del erario a su antojo, mientras los miles de pacientes de cáncer en la entidad, están condenados a muerte por los costos elevadísimos de los tratamientos de quimioterapia y radioterapia, imposibles de pagar, más si se encuentran desempleados por la 4T.
El fiscal ha perdido la brújula. Está desubicado, enmarañado por los cantos de sirena de sus más cercanos colaboradores, que ya lo ven como el sucesor idóneo, el más capaz, el de mayor sensibilidad, el más honesto, el más popular, el del gran carisma, el que debe ser.
El gober está en entredicho, más cuando su tabasqueño secretario de salud José Manuel Cruz Castellanos, se mantiene en el limbo de los cinco minutos de gloria y poder, que le hacen olvidar el grave problema de salud que siguen representando los 60 mil migrantes de todo el mundo, que están sin ningún control sanitario arrinconados en Tapachula y municipios fronterizos con Guatemala, poniendo en riesgo a la población chiapaneca.
Y ni se diga del secretario general de gobierno, Ismael Brito Mazariegos, que desde su búnker inexpugnable de Palacio de Gobierno, mueve sus hilos para promocionarse en los medios de comunicación, como el más viable para la sucesión en 2024. Toda una figura sin la menor experiencia política que está a cargo de la segunda posición más relevante de un gobierno que parece replica del de Andrés Manuel López Obrador.
Otro que ni cacha ni picha y está dejando pasar muchas bolas de inconformidad en San Juan Chamula, Chenalhó, Chalchihuitán, Bochil, Oxchuc y Zinacantán, por citar algunas de las comunidades indígenas de los Altos de Chiapas, donde están al tentar y bastará solamente una chispa para que se incendien los ánimos que lleven a un derramamiento de sangre, que será atribuido al valemadrismo de la autoridad directamente responsable, al mando de Brito Mazariegos y su contraparte a cargo de Llaven Abarca.
Malos signos de la 4T en Chiapas, entidad en que los alcaldes oportunistas del Verde transformados al vapor como morenistas, son una muestra nada recomendable en cuanto a la “honestidad valiente” pregonada por su jefe máximo Andrés Manuel López Obrador.
Demasiados los ejemplos de no solamente pésimos ediles, sino corruptos que han convertido su primer año en áreas de rapiña, como es posible constatar en Tapachula, municipio en el que Oscar Gurría Penagos, hace de las suyas, asesorado por su asesor principal en mañas, Yumaltik de León.
Sí usted lo pensó, acertó. Se trata del hermano de la senadora Sasil, la misma sobre la que pesa una denuncia de la Auditoría Superior de la Federación por un manejo nada transparente de más de 680 millones de pesos, manejados a su antojo cuando tuvo a su cargo las tareas del empoderamiento de la mujer con Manuel Velasco Coello, quien no solamente la hizo legisladora de la cámara alta, lo mismo que al “zanja negra” de Eduardo Ramírez, sino que ha ordenado a su sucesor le de carpetazo a este acto de deshonestidad, amparado por Andrés Manuel López Obrador.
Todo un experto en negocios truculentos el tal Yumaltik, que ni siquiera es tapachulteco y por segunda vez en cosa de tres trienios, como si no hubieran huacaleros capaces, es miembro del ayuntamiento, con rango de regidor, que sigue acarreando negocios altamente redituables a Gurría Penagos, como la renta súper millonaria de camiones de basura supuestamente nuevos.
La rapiña en serio, en nombre de la Cuarta Transformación que de cambio no tiene más que el nombre, porque en los hechos está demostrando lo contrario.
Tenemos en Rutilio Escandón Cadenas, no a un gobernador, sino a un candidato en campaña, como en su momento lo hiciera “el güero”, que andaba de pueblo en pueblo y de fiesta en fiesta, sin que en su caso se puedan constatar acciones concretas que saquen de su letargo prolongado a los chiapanecos, que ya no sienten lo duro, sino tupido con tanto desempleo, cero inversión y por lo mismo ningún crecimiento y desarrollo, junto con ineptitud y corrupción como en este espacio lo estamos señalando.
No hay liquidez. El presupuesto estatal tiene subejercicio y lo poco que se maneja está etiquetado para los cuates del secretario de Obras Públicas, que en el segundo trimestre del año sería denunciado por estar involucrado en negocios irregulares de su subsecretario y director de obras, que llegaron a pedir hasta un 25 por ciento de comisión a los ya de por sí quebrados constructores. Tan grave fue el problema, que desde las aturas le ordenaron renunciara a sus dos colaboradores de mayor confianza y así salvar su cabeza.
No creo que las cosas cambien en Chiapas y en México, porque no se siente que haya gobierno y por eso todo está a la deriva.
Si no es así, que se demuestre lo contrario…
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