Yajalón me duele. Me duele ver tus calles un desastre. Tú infraestructura urbana en pedazos. La imposición política de alcaldes.
El hurto descarado de tu presupuesto. La ambición desmedida de quienes han estado ‘administrando’ la arcas. Me duele el abuso de quienes debieran velar por el bienestar de tu gente. Me duele tu callado silencio, tu mutismo. La traición de quienes ofrecieron el cambio y al final se entregan y se venden.
Me duele la siempre tierra verde, deforestada, herida. La ganaderización creciente de sus laderas. El machete que tumba el cafeto para mudar por pastizales. Me duele la indiferencia del gobierno. De las autoridades, estatal y aún federal. La ausencia total de autoridad. La complicidad de quienes han hecho de este hermoso pueblo un botín más de la política de rapiña que hace ya tres trienios se enraizó en tu suelo.
Me duele cada crimen que se comete en tus calles. La impunidad con que gobiernan. El cacicazgo impuesto con terror por Alfredo Pinto Aguilar (socio y prestanombre de Eduardo Ramírez Aguilar). Ellos son quienes cabalgan sobre tu ya no tan raquítico presupuesto. Son 100 millones de pesos de recursos anuales que se esfuman. Me duele como el narcotráfico se enseñorea y se adueña, y siembra temor entre la gente buena. Me duele ver a estos tipejos con dos camionetas de guaruras armados detrás de ellos.
El temor de la gente, la pobreza generalizada. El manipuleo electorero. La politiquería barata, de prebendas. Los pendones del tal ‘ERA’ por doquier. Ver a su gente abastecerse de agua con pipas. Su río contaminado en extremo. La miserable existencia de tseltales y choles. Los ranchos improductivos, sin aliento, en decadencia. Me duele Yajalón, y me duele el alma. Y me pregunto: hasta cuándo, pueblo, hasta cuándo soportaras a estos bandidos que se han montado en ti y te sangran y desangran y te exprimen.
Cuándo te armaras de valor para enfrentar a estos bandidos y desterrarlos. Qué no hay gente capaz en esta tierra verde que les ponga un alto, que extirpe este cáncer. Me dueles Yajalón, porque se de tus glorias, de tus tiempos mejores. Y te veo posteado, Yajalón, inerte, asustado, desarmado, a merced de unos cuantos. Qué te pasa Yajalón que no despiertas. Qué pasa con tu pueblo. Ha perdido el valor. Tiene miedo. Y te veo marchitar, te veo morir lentamente. Y te veo sumiso, arrodillado, inerte. Hasta cuándo levantaras tu voz para hacerte escuchar; hasta cuándo levantaras el puño y dirás ¡Basta!
Veo la lluvia desgajarse del cielo. Veo el arroyo crecido, el río que brama su furia. Y tú, pueblo mío, cuánto más resistirás callado, postrado, de rodillas, hincado...???
