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Predilección por el teletrabajo

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El teletrabajo ya era una práctica habitual en ciertos sectores de la economía como las empresas tecnológicas o la educación a distancia mucho antes de la pandemia, pero este fenómeno de salud global evidenció la necesidad, pertinencia, comodidad, predilección y desafíos del teletrabajo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calculaba que antes de la pandemia existían 260 millones de teletrabajadores, los cuales representaban 7.9% del empleo global.

Sin embargo, entre 20 y 30% de las personas que trabajó durante el confinamiento en América Latina lo hizo desde sus hogares. En los primeros meses de 2020, uno de cada cinco trabajadores hizo su labor desde casa. La OIT reconoce que en el contexto de la Covid-19, “el teletrabajo ha demostrado ser una herramienta importante para garantizar la continuidad operativa”.

En Estados Unidos los empleados quieren trabajar desde casa 2.5 días a la semana en promedio, según una encuesta de Harvard Business Review. El sondeo señala que 40% de los trabajadores estadounidenses buscarían otro trabajo o renunciarían de inmediato si se les ordenara regresar a la oficina a tiempo completo.

El Pew Research Center es más enfático al señalar que más trabajadores dicen que laboran desde casa por elección. El 61% elige no ir a su lugar de trabajo.

En México, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social calcula en 13 millones el número de personas teletrabajadoras.

Un estudio de la Asociación de Internet sobre estrés laboral en México revela que existe inconformidad en 40% de quienes laboran de manera presencial, pues les genera estrés el desplazarse y tienen desconfianza de acudir al centro de trabajo.

En 2021 se reformó el artículo 311 y se incluyó un capítulo en la Ley Federal del Trabajo para reconocer de manera explícita el teletrabajo como una forma de organización laboral subordinada y habilitada por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) fuera de las instalaciones del empleador, como resultado del confinamiento pandémico.

A la par que México, muchos otros países modificaron sus legislaciones. El Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD) identificó que 21 países de la región (91%) habían implementado reformas para regular el teletrabajo como una modalidad necesaria para continuar con las actividades productivas. Once fueron decretos presidenciales motivados por la contingencia sanitaria y los demás países adicionaron sus leyes para contemplar el teletrabajo.

En México la ley obliga a los patrones a proporcionar equipos de cómputo y sillas ergonómicas, así como asumir el pago de servicios de telecomunicación (Internet) y una parte proporcional de electricidad que no se detalla.

El patrón también está obligado a implementar mecanismos que preserven la seguridad de la información y los datos utilizados, es decir, medidas en materia de ciberseguridad.

La ley prevé la creación de una Norma Oficial Mexicana (NOM) con condiciones especiales de seguridad y salud con factores ergonómicos, psicosociales y otros riesgos derivados del teletrabajo, la cual recién se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 15 de julio.

Esta NOM-037 es de observancia en todo el país y para todos los patrones, quienes deberán tener una política de teletrabajo, proporcionar capacitación y realizar visitas de inspección para realizar comprobaciones físicas de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo.

La ley obliga a los patrones a respetar el derecho a la desconexión al término de la jornada laboral. Esta medida es problemática porque la ley y las autoridades piensan que todos los trabajadores son operarios con un horario determinado de trabajo, cuando la peculiaridad del teletrabajo es su flexibilidad en todos sentidos. Sin mencionar que ciertos sectores y actividades de la economía como los de información, requieren de horarios diferenciados.

La política de teletrabajo que menciona la NOM-037 debe evitar el aislamiento social del teletrabajador y conciliar la vida personal, lo cual es un reconocimiento de que teletrabajo y vida doméstica se imbrican necesariamente. Todos hemos visto escenas de mascotas, niños, sonidos e incidentes domésticos por videollamada.

La política de teletrabajo también debe incluir mecanismos de atención para casos de violencia familiar y el retorno a la modalidad presencial de manera temporal o permanente en esos casos.

Se sabe que durante la pandemia se incrementó la violencia doméstica. En México, durante los primeros 100 días de confinamiento las llamadas al 911 por violencia contra las mujeres aumentaron 20% y la atención en las instancias estatales y municipales creció entre 20 y 30% (ONU Mujeres).

El estudio de la Asociación de Internet mencionado revela que las mujeres entre 30 y 49 años han experimentado en mayor medida el estrés laboral en los últimos 2 años.

En general, la pandemia incrementó el estrés laboral en la mitad de los profesionistas, principalmente por temor a perder el empleo y por contagiarse al acudir a la oficina. Incluso, ??28% de los trabajadores que han incrementado sus horas de trabajo tienen miedo a recibir represalias al ejercer su derecho a la desconexión digital, una medida que contempla la ley y la NOM-37.

Lo cierto es que trabajar desde casa llegó para quedarse. Según Harvard Business Review, menos de 20% de las empresas planea que regresen a la oficina a tiempo completo después de la pandemia. Las encuestas señalan que 77% de los trabajadores en México prefieren la modalidad híbrida por los hábitos de teletrabajo, domésticos y familiares que se han desarrollado durante la pandemia.

Bajo un modelo híbrido, los empleados acuden a la oficina hasta tres días a la semana, como en Apple, y trabajan dos días desde casa. Los días de oficina son para reuniones, eventos, capacitación y socialización. Las jornadas de home office son para el trabajo tranquilo sin tantas interrupciones, el análisis de datos, la lectura, la planeación, el seguimiento y las sesiones por video.

El teletrabajo no es otra cosa que hacer lo mismo pero organizarlo y hacerlo de manera diferente, con el uso de las TIC.