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HOJAS LIBRES

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AMLO, enemigo de la democracia, división de Poderes y de la libertad de expresión

 

Partidario del autoritarismo al atentar en contra de todo lo que se oponga a sus excesos * Su decretazo de considerar todas sus obras como asunto de seguridad nacional también terminó con sus planes frustrados para apropiarse ilegalmente de recursos públicos, con el 80 por ciento de las obras sin licitar y con dedicatoria especial para sus tres fallidas obras insignias: El AIFA (para muchos Chaifa), el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas, condenadas al fracaso, pero muy redituables en términos de apropiación ilegal de dineros públicos propiedad de la nación.

Andrés Manuel López Obrador, quien se dice presidente de México, atenta permanentemente en contra de la democracia, de la división de poderes, de la libertad de expresión y se dice adalid de la anticorrupción. Falso. Nada de lo que pregona es cierto.

Por el contrario, se ha exhibido como partidario del autoritarismo al atentar en contra de todo lo que se oponga a sus excesos. Al Instituto Nacional Electoral (INE) pretendió someterlo y quitarle su condición de organismo autónomo, sujeto a sus caprichos y veleidades. Lo malo es que no le resultó.

Por eso sus permanentes y continuos ataques en contra de su expresidente, Lorenzo Córdova, y del exconsejero Ciro Murayama, dos de los más respetables consejeros electorales, artífices de la cancelación de la nefasta pretendida gubernatura a Guerrero del porro Félix Salgado Macedonio, trágicamente sustituido por su hija Evelyn Salgado, hoy cómplice de la delincuencia organizada y sin control en esa entidad federativa.

De sus corifeos más encendidos, el despreciable Mario Delgado se atrevió a proferir una amenaza en contra de la institución que frustró todos los planes electorales de López Obrador: “Hay que destruir al INE”, diría el remedo de líder partidario. Ese espíritu antidemocrático afloró cuando Mario Delgado accedió a la dirigencia de Morena por vía del fraude, perpetrado en contra de Porfirio Muñoz Ledo, verdadero vencedor del ahora espurio dirigente.

Hasta el pretendido opositor, Ricardo Monreal, utilizó la tribuna del Senado de la República para amenazar con reformar al INE y someterlo a los caprichos de su jefe Andrés Manuel López Obrador.

Ese, Monreal, “el disidente morenista” hoy postrado en genuflexión que después de dos años de ignorarlo fue perdonado por López Obrador.

Por eso el INE, al cambiar de dirigencia, López Obrador no pudo ocultar su satisfacción con la designación de Guadalupe Taddei Zavala como consejera presidenta a la que sin algún recato aplaudió públicamente como a una de sus colaboradoras.

Adán López y Claudia Sheinbaum han tapizado al país con sus grotescas figuras sin que la sumisa Taddei Zavala se atreva a cuestionar y menos multar los actos de campaña anticipados, con el uso indiscriminado de recursos clandestinos para favorecer a una de las dos nefastas corcholatas y continuar con la destrucción del país.

En todos sus actos de terrorismo de Estado, constitucionalmente López Obrador ha sido derrotado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación únicamente con la fuerza de la razón y el derecho. Su plan A de acabar con el INE terminó en la basura de sus intentos golpistas en contra de la democracia.

La incorporación de la Guardia Nacional a la milicia acabó con los malvados propósitos de militarizar al país y cederle más poder a las Fuerzas Armadas. Ocho de los once ministros aprobaron la desmilitarización de la Guardia Nacional. El argumento de la Corte fue impecable. La Guardia Nacional está prevista en cuatro artículos de la Carta Magna como un organismo civil encargado de la seguridad pública y adscrito a la Secretaría de Seguridad Pública con todo y la impericia de Rosa Icela Rodríguez.

Su decretazo de considerar todas sus obras como asunto de seguridad nacional también terminó con sus planes frustrados para apropiarse ilegalmente de recursos públicos, con el 80 por ciento de las obras sin licitar, y con dedicatoria especial para sus tres fallidas obras insignias: El AIFA (para muchos Chaifa), el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas, condenadas al fracaso, pero muy redituables en términos de apropiación ilegal de dineros públicos propiedad de la nación.

Por su oposición y agresión sin límite al INAI para su integración, López Obrador trata de evitar que ese organismo público autónomo interfiera con sus probados actos de corrupción familiar (léase Juan Ramón y Andy López Beltrán, Pío López Obrador), la Segalmex de Ignacio Ovalle, con su desfalco por más de 15 mil millones de pesos y el exceso en los gastos en un aeropuerto donde escasean los vuelos, un trenecito que se dirige al precipicio y una refinería que a pesar de haber sido inaugurada no refina ni un solo barril de petróleo. Eso se llama corrupción sin límites.