En Chiapas la lucha por el poder se convirtió en fenómeno de la psiquiatría.
Hay cada chiflado en campaña que la locura se volvió contagiosa.
Se perdió el sentido de la realidad y las caricaturas se hicieron de carne y hueso.
Los Dioses deben de estar locos o Enoc Hernández encarnó a uno de los tres chiflados.
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