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La alianza López Obrador-Velasco Coello

Editorial
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El pragmatismo político de Andrés Manuel López Obrador lo condujo a realizar alianzas que le suman votos pero también le resta simpatías y divide la opinión sobre su proyecto. Ejemplos de ello es la coalición que hizo con el Partido Encuentro Social, que le suma votos de sectores profundamente conservadores entre los grupos evangélicos, pero también le produjo escisiones entre grupos feministas y miembros de la comunidad lésbica gay, que se ven amenazados por las posturas conservadoras del PES, al que AMLO declaró que tiene coincidencias con ese partido, lo que le impide definir públicamente su postura sobre el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y sobre el matrimonio igualitario.

 

De igual forma,  ha creado un profundo malestar en sectores de chiapanecos con su alianza con el gobernador Manuel Velasco Coello, al que le cedió la candidatura de la gubernatura y del senado, así como varias diputaciones federales, lo que pone en entredicho su propia consigna sobre el cambio verdadero, en virtud de que en Chiapas resulta una falacia el cambio que él propone.

La alianza AMLO-Velasco Coello se preveía de tiempo atrás, y el malestar de ese acuerdo lo hicieron sentir los grupos morenistas en la pasada gira de López Obrador en Chiapas, en donde el grito de “AMLO si, Rutilio no” se hizo escuchar en todos y cada uno de los mítines realizados por Obrador en la entidad.

Este rechazo a Rutilio Escandón no sólo fue desoído por el líder de MORENA sino que hubo menosprecio y reafirmó su alianza con Manuel Velasco, lo que condujo a que se retiraran las candidaturas al senado de Maritza Mandujano y del Dr. Óscar Gurría, para colocar ahí a dos piezas ligadas al gobierno verde.

AMLO busca afanosamente la presidencia de la república y lo realiza al costo que sea; no hay doctrina ni ideales sino pragmatismo puro. Esto en la política a la mexicana se vale y sin duda es legítimo. Sin embargo la política en Chiapas ha estado, en los últimos 18 años, marcada por decisiones directas o indirectas de López Obrador. A él se le debe la herencia de los gobiernos de Pablo Salazar, Juan Sabines y ha sido cómplice silencioso del gobierno de Velasco Coello y sin escrúpulo alguno, promueve la candidatura de Rutilio Escandón, que representa la mafia del poder en Chiapas que AMLO tanto critica.

No hay que darle mucha vuelta a las razones del por qué AMLO le cede al gobernador posiciones importantes en las candidaturas. Lo hace por votos. Y aquí no importa cómo llegan esos votos a las urnas. Resulta más que obvio que los votos que le ofrece Manuel Velasco a MORENA son comprados, son votos obtenido por el hambre de la población, en el que se da un uso faccioso de los programas sociales y con un manejo ilegal del presupuesto público. Pero además, Velasco Coello ofrece también estructura electoral, algo que no tiene MORENA y que en Chiapas no hubo capacidad ni intención de formarla.

Frente a este pragmatismo de López Obrador hay reacciones que no deben ser subestimadas, si existe una mínima pretensión de reencausar el movimiento. Hasta ahora, la más importante, es la declarada por Carlos Herrera, fundador de MORENA en San Cristóbal de Las Casas, quien renunció a ese partido por las imposición de candidatos provenientes de otras fuerzas políticas, sobre todo, excolaboradores del gobernador Manuel Velasco Coello, situación que demuestra que en MORENA ya se pervirtió la vida política en ese partido.