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Manuel Velasco el traidor de Chiapas

Editorial
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El juego perverso en el manejo de las elecciones le ha salido hasta ahora bien al gobernador, a punto tal que pocos cuestionan los pobrísimos resultados de su administración y que a colaboradores de él, hace apenas unos días eran acremente criticados, hoy están santificados y prestos a ganar con el partido MORENA las elecciones para la gubernatura, las dos senadurías, diputaciones federales y locales así como presidencias municipales.

 

En la estrategia de perversiones, Manuel Velasco le prometió al candidato del PRI, José Antonio Meade un millón de votos y a Andrés Manuel López Obrador le prometió para su causa otro millón de votos. Todo ello parece razonable en el concierto de mentiras en el que se acostumbra mover el gobernador, nada más que las cuentas de las votaciones no salen, en virtud de que el estimado de población en la entidad, que este 1 de julio van a salir a votar,  es de es de un millón 900 mil electores. Lo que significa que con alguien va a quedar mal, sobre todo porque nadie cree que el candidato del Frente por México, Ricardo Anaya, se vaya a quedar sin votos, teniendo candidatos competitivos en seis municipios importantes de la entidad como son Tuxtla, Tapachula, Huixtla, San Cristóbal de Las Casas, Las Margaritas y Comitán.

Manuel Velasco se metió a jugar a las ligas mayores aún siendo un novato y se constituyó en un puente importante entre dos proyectos que parecían irreconciliables: el del Presidente Peña Nieto y el de Andrés Manuel López Obrador.

Con Peña Nieto dibujó un escenario sobre la conveniencia de que no rompiera con AMLO y que se debía construir el vínculo, esta idea la empezó a operar en el evento del bautizo de su hijo, en donde el propio presidente fue el padrino. Con López Obrador, Velasco Coello convino que él podía ser un gestor importante con el presidente, para disminuir los antagonismos y a cambio AMLO debía de guardar mesura en sus críticas en contra del presidente, esto funcionó, que hubo un cambio radical en el discurso de López Obrador, en el que incluso empezó a mencionar que su gobierno no iba a ser de venganzas y hasta mencionó la posibilidad de perdonar a Carlos Salinas de Gortari, el innombrable.

Con esta estrategia, Manuel Velasco Coello, considerado el peor de los gobernantes en funciones de todas las entidades del país, se convirtió en el personaje más útil para el presidente Peña Nieto, en el tramo final de su gobierno.  Por eso cuando la coalición PRI-Verde lo quiso sacar del gobierno de Chiapas, para hacerlo senador plurinominal de la república, con muy pocas posibilidades para ganar, pues difícilmente el verde puede alcanzar el porcentaje de votación que se requiere para que el segundo en la lista plurinominal llegue al senado, el presidente Peña Nieto accedió en apoyar a Velasco Coello para que continúe en su desastrosa función de gobernador.

¿Por qué los operadores de la campaña del candidato Meade quisieron sacar a Velasco Coello de Chiapas? Simple y sencillamente porque no es una persona de fiar y porque el cuarto de guerra del candidato preveía una traición a favor del candidato López Obrador.

La situación de incertidumbre para el gobernador, aún y cuando disminuyó considerablemente, sus problemas no han disminuido, debido a que el acuerdo con el presidente y el candidato es de un millón de votos para la presidencia de la república, pero no para la gubernatura del Estado, en donde el rechazo de Velasco Coello a los Albores es inocultable.  Y desde la lógica del gobernador, la candidatura del PRI-Verde-Panal se debió de haber constituido de manera diferente.

Esto significa que el gobernador continuará abiertamente jugando dos cartas para cumplir sus compromisos políticos, lo que implica la gestación del fraude electoral más escandaloso y menos creíble de la historia de Chiapas.