La participación política en las sociedades democrática está regulada por la condición fundamental de que las personas actúan libremente, que las decisiones que toman son razonadas, que las decisiones se debe dar entre condiciones de igualdad de los participantes y que los mecanismo de construcción de las mayorías están debidamente regulados y consensuados por los partidos y la población.
Estos principios de la democracia son importantes en el actual proceso electoral, porque el domingo el candidato que tiene la mejor intención del voto en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, pidió a los asistentes del mitin en San Cristóbal de que debían de votar por el candidato de la gubernatura, del senado y de las diputaciones de MORENA. La respuesta de un sector del público fue no, en rechazo a candidatos ligados al gobierno de Manuel Velasco Coello, quienes ya demostraron que sus intereses no están con la población chiapaneca de allí el rechazo.
La respuesta de AMLO, fue profundamente autoritaria y falaz. Dijo que si no se votaban por los candidatos de MORENA entonces la mafia del poder se iba a refugiar en el Congreso y obstaculizar las reformas. Su autoritarismo queda demostrado al hacer un comentario que contraviene al voto libre y luego pretende hacer presión con base al chantaje, en el Congreso nos van a obstaculizar si no somos mayoría.
En este país desde las elecciones del año de 1997 no hay mayoría en el Congreso y no ha habido problemas de gobernabilidad generado por la disputa de poderes y cuatro presidentes de la república han gobernado obteniendo acuerdos en el Congreso, así sucedió con Ernesto Zedillo, con Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. A López Obrador de repente se le olvidó que en el sistema republicano de gobierno existe la división de poderes y de que una de las funciones del poder legislativo en el control del poder, tan importante como la función de legislar.
Hay que aclarar que el sistema republicano se pervirtió con los gobiernos del PRI, en donde el presidente somete a los otros dos poderes y ese mecanismo es lo que imposibilita la creación de un Estado de derecho, que tanto se requiere en el país. Lo que coincide en muchas de las críticas que se le hace a AMLO de su pobre intención de construir un régimen democrático y a cambio propone el retorno de la tiranía del PRI con la sumisión del Congreso.
Por eso no deja de llamar la atención el llamado del candidato de MORENA a sus seguidores chiapanecos, a que se vote por todos los candidatos de su partido, a sabiendas de que muchos de éstos durante cinco años hayan estado tomando decisiones en contra de Chiapas, petición que cancelar el derecho a decidir que tienen todos los votantes y que puede tomarse como un propósito deliberado de manipulación del voto. Lo que confirma que AMLO lo que quiere son votantes y no ciudadanos capaces de construir propuestas y aportar ideas
Rawls uno de los más importantes críticos sobre la justicia considera que un problema que se enfrenta en la democracia deliberativa, es que, sin “una amplia educación en la población sobre los aspectos básicos del gobierno democrático constitucional, y sin un público informado sobre los problemas centrales, no pueden concentrarse decisiones políticas y sociales cruciales”
Sin embargo, la realidad social del país y de Chiapas en concreto nos sitúa en la condición de que se dejan decisiones cruciales en manos de una población a la que hay que educar e informar y en la que la carencia de estos derechos sociales conduce a que amplio sectores de la población vendan su voto.
México y Chiapas requieren urgentemente un cambio de régimen, AMLO está muy cerca de ganar la presidencia e impulsar políticas que sientan las bases para la construcción de una nueva nación. Pero sus decisiones en Chiapas resultaron equivocadas, porque terminó aliándose con un sector de políticos imposibilitado para construir políticas de cambio, más acostumbradas a dirigir sus pasos al precipicio.
