Rutilio Escandón, el tonto útil

Editorial
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El gobierno de Manuel Velasco Coello despertó muchas expectativas en la población, pero, finalmente, terminó siendo un vil fraude. No hay ninguna acción relevante de este gobierno, que justifique el presupuesto ejercido que se calcula en más de 400 mil millones de pesos.

 

Los indicadores económicos en la entidad se encuentran en semáforo rojo, y las condiciones políticas nunca habían estado en tan malas condiciones como se encuentran en este momento, en donde el gobierno se encuentra confrontado con las principales organizaciones sociales de la entidad. El sello distintivo del gobernador Velasco Coello es el incumplimiento combinado con un alta dosis de indiferencia.

El futuro que se preveía para Manuel Velasco era el mismo que el de Javier Duarte o el de Roberto Borge, pero la perversión del güero Velasco lo condujo a hacer una alianza con López Obrador y su futuro nada halagüeño tuvo una transformación radical, a punto tal de que ahora se encuentra en posibilidades de retener la gubernatura, en manos de uno de sus empleados, Rutilio Escandón, quien se desempeñó como presidente del tribunal de justicia.

La alianza Velasco Coello-López Obrador selló un pacto de intereses. Uno, recibe a cambio el millón de votos que el gobernador le estuvo ofreciendo al PRI y se desentiende del costo de la campaña en la entidad y el otro recibe la anhelada inmunidad, que le permite no pisar la cárcel a pesar del desastre financiero que deja en la entidad.

En este sentido el probable triunfo de MORENA no le aporta nada positivo a Chiapas. Pues la persona elegida es un funcionario gris, quien prostituyó el tribunal de justicia, quien todo el tiempo fue el hazmerreir de jueces y magistrados por su evidente ignorancia del derecho, a quien su propio jefe de asesores le pidió en alguna ocasión, enviar una circular a las áreas del tribunal para que ya no le pusieran a los oficios doctor Rutilio Escandón, pues su falta del grado lo ponía en la condición de usurpación de profesión al ostentar un título  que no tiene.

Rutilio Escandón hizo méritos deleznables con el gobernador y con su madre. El primero, fue el de quitar a don Fernando Coello Pedrero como el albacea de la herencia, a través de una maniobra orquestada por una juez, quien falsificó notificaciones con el fin de que el abuelo incómodo no se diera cuenta de cómo lo estaban robando. Al respecto es importante recordar párrafos de una de las cartas que Fernando Coello publicó antes de que iniciara el infausto mandato de su nieto, quien refiriéndose a los actos de corrupción del gobierno de Juan Sabines le señaló: “Esas acciones no  puedes palomearlas,  debes investigarlas cuando asumas el poder, porque no te puedes hacer cómplice de la falta de rectitud de una persona que todos en Chiapas conocen por sus excesos en los límites de lo ilícito, por lo mal que gobernó su vida; nunca tuvo aptitud de tener en buen orden la hacienda pública y los negocios de estado”.

Un segundo acto deleznable de Rutilio Escandón es la de acatar la instrucción del gobernador para que se cumpliera con el despojo de la herencia que le corresponde a los hijos de don Federico Salazar Narváez, orquestada por Emilio Salazar Farías, quien siempre tuvo el apoyo y el cariño de Manuel Velasco, a punto tal de compartir complicidades, que bien pueden constituir delitos.

Un tercer acto lleno de corrupción de Rutilio como presidente del tribunal se encuentra en la obstaculización de la justicia que ha sufrido la viuda de Jorge Toledo, a quien le fue despojada la propiedad de un periódico a quien la justicia federal terminó otorgando el amparo.

El gobernador Manuel Velasco Coello se equivoca al entrometerse en el proceso de las elecciones y tratar de imponer a su sucesor. Sobre todo porque es falso que este régimen político permita crear las condiciones del maximato. Tarde o temprano el heredero se empodera y termina ajusticiando a su antecesor. Esa historia se repite cada seis años, pero la clase gobernante no termina de aprender la lección, hasta el momento en que en carne propia sienten el rigor de la ley.

Rutilio Escandón es un tonto útil en los juegos del poder en Chiapas. Lo grave para los chiapanecos es que su gobierno, en el caso de ganar, duraría seis años, que sumados a los doce años de desastre económico y social, de los gobiernos de Juan Sabines y Manuel Velasco, terminaría convirtiendo a Chiapas en el peor lugar para vivir.