El fraude electoral está dado

Editorial
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En Chiapas se crearon las condiciones para el fraude electoral. Lo inédito es que este fraude se construye desde el gobierno federal para favorecer al candidato Roberto Albores Gleason, de la coalición PRI-Verde-PANAL, en contra de las acciones que viene realizando el gobierno estatal, para obtener el triunfo de Rutilio Escandón Cadenas, candidato de MORENA-PES-PT.

 

El gobierno de Manuel Velasco definió su estrategia del fraude, desde la visita que realizara Andrés Manuel López Obrador, a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, el 19 de febrero del 2017. Allí, en el Parque Bicentenario, se dio la firma del Acuerdo Político de Unidad por la prosperidad, acuerdo que sería firmado por el empresario Rómulo Farrera y por el abuelo del gobernador, quien llegó con un contingente cercano a las 10 mil personas, quienes se distinguían por la playera que mostraba la foto de don Fernando Coello Pedrero. 

En ese evento no solo el abuelo del gobernador acarreó contingente con recursos públicos; también lo hicieron Rutilio Escandón y Plácido Morales en su disputa por la candidatura. Ese mitin, claramente organizado por el gobierno, fue el inicio de la estrategia de lo que vendría después, y que hoy salta a la vista, la alianza de Manuel Velasco con López Obrador,  en donde el gobierno de Chiapas colocó en MORENA a los candidatos a la gubernatura, las dos senadurías, 9 diputaciones federales y más de 50 cargos de elección para diputados locales y presidencias municipales. Esta alianza resultaba a todas luces innecesaria, en virtud del arrastre que ya traía Andrés Manuel López Obrador en ese momento, hacía prever su virtual triunfo en Chiapas.

En esa alianza perdió MORENA, pues terminó designando a Rutilio Escandón como candidato a la gubernatura, quien traía menos aceptación que Óscar Gurría y el senador Zoé Robledo, y que ha resultado un candidato cuestionado por la militancia, a punto tal de que AMLO tiene que pedirle al morenaje que voten por ese candidato y cada vez se percibe la posibilidad de la derrota de Rutilio Escandón el 1 de julio.  Por eso la estrategia del fraude, que está siendo coordinada por un mapache profesional como es Amador Rodríguez Lozano y la explotación del voto del hambre en el que se prevé un derroche de recursos en manos de Eduardo Ramírez Aguilar, quien va como candidato al senado.

Por el lado del PRI la estrategia del fraude para favorecer a su candidato resulta clara y burda. Remueven a los delegados federales en la entidad y las posiciones la ocupan personajes allegados a Roberto Albores, en donde se buscan poner los recursos federales al servicio de esta candidatura y para ello, de una manera descarada se empiezan a condicionar los programas sociales y productivos a favor del voto de Albores Gleason.

Ambos candidatos, Rutilio y Albores, armaron su ejército de troles para posicionarse en las redes sociales, con el propósito de atacar o defender la imagen de los respectivos candidatos, en donde la guerra sucia y la desinformación juegan un papel nunca visto hasta  ahora en una contienda electoral.

En Chiapas el voto no es libre ni informado ni se ejerce en condiciones de igualdad. Aquí el voto del gobernador determina la inclinación de la balanza, con el único agregado de que en la elección de Chiapas, también se hará sentir el voto del presidente de la república, quien al margen de que esté de acuerdo con los arreglos de Manuel Velasco con AMLO -en donde lúcida pero perversamente, el gobernador viene  construyendo un puente que el propio presidente necesita para cruzar-,  los Albores no están dispuestos a perder la contienda y van a emplear todos los recursos lícitos e ilegales que se encuentren a su alcance.