El debate entre los candidatos a la gubernatura del día domingo dio muestras de los alcances y de las limitaciones que existen en ellos. Pero también mostró los grupos de interés que respaldan a estos candidatos.
Al respecto Roberto Albores dejó evidencia de sus relaciones con Juan Sabines. Colaboró con su gobierno, fue diputado federal con la gracia de Sabines, llegó a la presidencia del PRI estatal conducido por la misma mano y a cambio de ello, Albores puso al servicio del exgobernador la fracción del PRI, quien le aprobó los préstamos de deuda y le aprobó la cuenta pública; por último se le hizo candidato al senado de la república, que lo puso en la antesala de la gubernatura.
Rutilio Escandón tiene el sello del gobernado Manuel Velasco. Su respaldo político se encuentra en la figura del tío del gobernador Jesús Agustín Velasco Siles y en la mamá del gobernador, a quien inescrupulosamente le sirvió para que a través de un proceso judicial amañado le despojaran la herencia a su padre, don Fernando Coello Pedrero.
José Antonio Aguilar Bodegas se encuentra en su cuarto intento por la gubernatura. Era el favorito en el 2000, pero la decisión en Los Pinos fue la de entregar el Estado a la oposición, y desde la secretaría de gobernación se operó el proceso de entrega. En el 2006 fue el candidato a la gubernatura, pero Pablo Salazar le cerró el paso y volcó todo el apoyo del Estado para que Juan Sabines fuera el gobernador. En el 2012 Aguilar Bodegas lo volvió a intentar pero la reacción de Sabines fue de esquizofrenia, lo persiguió judicialmente y hasta solicitó una ficha de la interpol lo que le cerró las posibilidades políticas. En el 2018, Aguilar Bodegas lo intenta de nuevo, pero renuncia al PRI y con ello renuncia también a un conjunto de relaciones políticas al interior de ese partido. Su orfandad lo conduce a la oposición y se convierte en un candidato incómodo para el gobernador, quien le cierra los espacios y además cabildea con el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano para cerrarle los espacios y que se aborte esa candidatura.
Jesús Orantes rompe con el PRI cuando Roberto Albores, en su calidad de presidente del PRI, lo destituye como coordinador de la fracción del PRI en el Congreso Local. Su candidatura independiente es un proyecto en contra de Albores Gleason, de allí el desprecio que mostró Chus Orantes al candidato del PRI.
El ganador de la contienda electoral no va a ser una decisión del pueblo. Eso es una fantasía. El voto definitorio lo tiene el gobernador, quien es el dueño de la estructura territorial para el acarreo y la compra del voto. Y en este momento esa estructura está al servicio de MORENA y de Rutilio Escandón. Pero el debate mostró la fragilidad de ese candidato, que hubo intentos de la Casa de Gobierno para posponer el debate. La presión sobre el IEPC llegó a la amenaza, que el presidente Oswaldo Chacón fue advertido de una posible orden de aprehensión.
Bajo esa presión el IEPC convocó de manera urgente a los consejeros para una sesión a las 6 PM del día domingo, pero previamente se había consultado a los candidatos la posibilidad de posponer el debate y excepto Jesús Orantes, que no fue consultado, los demás estuvieron de acuerdo de modificar el día del debate.
La intromisión de Manuel Velasco Coello en el proceso electoral es delincuencial, y en su perversión, se instruye al linchamiento del presidente del IEPC y en las redes sociales se desata una campaña pidiendo cárcel para ese funcionario. En el acabose, y con el fin de confundir, Enoc Hernández monta un Show mediático, en donde solicita al INE que atraiga las elecciones de Chiapas.
Manuel Velasco ya tiene claro que Rutilio Escandón es mal candidato. Por eso la estrategia de registrar un quinto candidato, con lo cual se debilita la candidatura de Albores, pero también está la posibilidad de sustituir a Rutilio y asegurar el triunfo. La decisión política de otra candidatura se conocerá en las próximas horas y se dejará sopesar hasta los primeros días de junio la decisión de nombrar otro candidato en MORENA.
La debilidad de Rutilio Escandón es real, porque no hay posibilidades de ocultar la corrupción que prevaleció en su paso como presidente del tribunal de justicia. Ya se sabe de propiedades de él y sus principales colaboradores que no corresponden al ingreso que tuvieron. Ya se sabe de bonos discrecionales que se entregaron inclusive para la compra de vehículos. Ya se sabe que nunca rindió informes en la plataforma de transparencia sobre las aplicaciones de los recursos del fondo auxiliar para la administración de justicia, con ingresos superiores a los 20 millones de pesos anuales, que corresponde al cobro por copias certificadas, constancias de antecedentes no penales y pólizas de fianza, recurso que se convirtió en la caja chica de Rutilio para sus eventos y reuniones, situación que no solo lo hace vulnerable sino que lo convierte en la antítesis del discurso de honestidad de Andrés Manuel López Obrador.