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Thu, Apr
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Los riesgos de la violencia institucional

Editorial
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La descomposición política en Chiapas, ha llegado a un punto en el que está presente  la violencia institucional, las detenciones arbitrarias, el linchamiento mediático de activistas, los rumores infundados y la construcción de un clima de desconfianza y de confusión en la población.

 

Este tipo de situaciones se presenta con éxito en sociedades con una baja cultura política, en donde prevalecen formas tradicionales de dominio y en donde predomina un pensamiento conservador afín a las ideas de la derecha. Estas tres condiciones están presentes en Chiapas, razón por la cual esta estrategia puede ser funcional a un gobierno carente de legitimidad y por lo tanto, con pobres niveles de aceptación popular.

La violencia institucional es un instrumento de control que en Chiapas se emplea desde los años 70 del siglo pasado, en el que se utilizó al Ejército en funciones de represión y encarcelamiento a las manifestaciones populares de esa época, misma que tuvo modificaciones extremas después de la rebelión zapatista de 1994, en el que se formaron, adiestraron y armaron grupos paramilitares en comunidades indígenas para enfrentar y crear así un clima de conflicto intercomunitario. En Chiapas los militares han instalado en todo el territorio distintos retenes, participan en acciones de seguridad y vienen realizando funciones de inteligencia militar, en el que tienen detectados distintas condiciones de malestar y de lucha social en la entidad.

Junto a esto, en Chiapas se vive actualmente un proceso electoral cargado de irregularidades y de información falsa o tendenciosa, que desde la casa de gobierno se filtra en las redes sociales o a través de un grupo de periodistas al servicio de la causa oficial. En la que se busca repetir la mentira, de un supuesto respaldo popular a a la candidatura de Fernando Castellanos Cal y Mayor, quien en las encuestas nunca ha tenido más de 10 % y ahora se le quiere ofertar con más de 20 puntos y situado en segundo lugar en la contienda para la gubernatura.

Ese resultado es fantasioso, porque ninguna candidatura se posiciona en 13 días y menos si el candidato es malo, como lo es Fernando Castellanos, a quien le han puesto a su disposición recursos públicos y en sus mítines se moviliza la estructura organizada a través de los programas sociales y en donde se suele publicitar esos eventos con photoshop, con el fin de aparentar la asistencia de miles de personas en esos actos.

Esta simulación electoral onerosa en torno a la candidatura de Fernando Castellanos es una ofensa a la población chiapaneca. Pues representa el cinismo, la corrupción, el fraude, la ilegalidad, el despilfarro, la irresponsabilidad, la ineficacia, el deterioro de la autoridad, la violación de los derechos humanos y sobre todo la traición, que se va a hacer evidente en el momento en que se sienta el gobernador.

La descomposición social de este gobierno va a ser mayor si a través de la movilización del voto del hambre se impone la candidatura de Fernando Castellanos, y se corre el riesgo de que después de las elecciones se incremente la violencia institucional, debido a la ausencia de capacidad política y de negociación que hay no solo en este gobierno sino también en torno de Fernando Castellanos.