En distintos sectores de la población existe la percepción de que las elecciones del 1 de julio en Chiapas, son las que presentan las mayores ilegalidades y falta de transparencia en la historia de la entidad. El principal responsable de esta situación es el gobernador Manuel Velasco Coello, quien decidió cancelar toda posibilidad de una elección en condiciones de igualdad y libertad, que fortaleciera un proyecto democrático.
Manuel Velasco contaminó el proceso electoral desde el momento mismo en que permitió que Rutilio Escandón, Eduardo Ramírez y Fernando Castellanos hicieran campaña abiertamente en todo el territorio desde los primeros días de su gobierno. En estas actividades se emplearon recursos públicos y se adelantaron los tiempos electorales, sin importar que ello deteriora la gobernabilidad del Estado.
En los últimos cinco años Chiapas no ha tenido gobierno ni han habido propósitos ni rumbo; lo que siempre ha habido es un coordinador general de campaña, que contrataba cientos de encuestas y cuya única atención se concentraba en ganar las elecciones intermedias del 2015 y luego las del 2018. En este inter, hubo un despilfarro de recursos y una corrupción generalizada, que hasta el chofer del gobernador se convirtió en millonario y la mayoría de los funcionarios construyeron casa nuevas y se hicieron de propiedades y ranchos, algunos de ellos, compraron casa en Santa Fe, en la Ciudad de México y un aspirante a la gubernatura se comenta que hasta casa compró en Sacramento, California.
Sin duda, el gobierno de Velasco Coello resultó lo peor para Chiapas. Se ejercieron en este sexenio más de 400 mil millones de pesos, sin resultado alguno y la pobreza se incrementó del 74 al 78% de la población, aún y cuando la inversión federal en programas sociales en Chiapas, se encuentra dentro de las más altas de las entidades del país.
La gran paradoja, es que con el desprestigio que tiene este gobierno, tiene todas las posibilidades para reelegirse, debido a que le apuesta a la compra del voto y al control territorial de una estructura, que tiene la tarea de movilizar a los votantes el día de las elecciones. Pero además estableció una alianza con Andrés Manuel López Obrador y con MORENA, lo que le abrió la posibilidad de legitimarse con sus anteriores críticos y con ello el gobernador está a punto de alcanzar la inmunidad tan deseada, aunque nada le garantiza la protección incondicional de su sucesor.
Este esfuerzo electoral del gobierno produjo una crisis mayor de gobernabilidad, en donde la violencia surgió en varios puntos del territorio, lo que presagia distintos conflictos poselectorales, que pueden generar dificultades para el establecimiento del nuevo gobierno. Esta violencia es resultado de una ausencia de política y atención del gobierno a los grupos sociales, que no tienen opción para resolver sus demandas, pues la única respuesta del gobernador Velasco Coello es su indiferencia y su frivolidad.
