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Las dificultades para un nuevo Chiapas

Editorial
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Chiapas padece una multiplicidad de problemáticas, pero tres sobresalen en su urgente atención, por el nivel de deterioro alcanzado:  las condiciones sociales de pobreza y desigualdad social que se viven en todo el territorio;  la ausencia de un sistema de justicia eficaz y la necesidad de construir mecanismos para la paz, que disminuya los conflictos y la violencia en la entidad.

 

Ninguno de estos tres problemas se pueden considerar como irresolubles, pero se requiere de visión, proyectos y voluntad política. La pobreza es un problema que se viene reduciendo en países latinoamericanos como Perú, Chile y Bolivia.  De igual manera, hay experiencias de cómo se logró mejorar el sistema de justicia en Colombia, Perú, Uruguay y Costa Rica, lo que significa menores niveles de impunidad, lo que ha permitido que políticos en esos países se encuentren hoy día en la prisión por actos de corrupción o vínculos con el narcotráfico. La importancia de la paz pasa desapercibida para la clase política que no entiende que la disminución de la violencia y los conflictos estimulan la inversión y más para una entidad como la chiapaneca que posee una gran riqueza en biodiversidad, en monumentos históricos y en ecoturismo,  que está siendo desaprovechada por la falta de una cultura sustentable y por la inseguridad.

La solución de estas problemáticas debiera de motivar a los chiapanecos para involucrarse en la lucha política e intentar cambiar por todos los medios los rumbos de la historia en la entidad. Sin embargo la pobreza, el conformismo, la violencia y la despolitización de la población son aspectos que desafortunadamente han pasado a formar parte de la vida cotidiana y lo más lamentable, es que importantes sectores de la población aceptan  irremediablemente esa realidad, como si ese fuera el destino que nos tocó vivir.

Se puede argumentar que esta situación no es reciente, lo cual es cierto, pero eso no puede ser una limitante, para aspirar a mejor condiciones de vida. En mucho, esta situación se debe a los malos gobiernos emanados del PRI, que gobernó la entidad de 1930 al año 2000. Pero la suerte de la entidad empeoró en los últimos 18 años, fundamentalmente por los malogrados gobiernos de Juan Sabines y Manuel Velasco, que se caracterizaron por el derroche, la corrupción, la irresponsabilidad y por haber construido un mundo irreal sobre la sociedad chiapaneca.

El futuro de Chiapas no es nada halagüeño en virtud de que se requieren varios años de buenas y eficaces prácticas de gobierno para poder revertir la tendencia negativa de las condiciones sociales de la entidad. Pero eso no está en la percepción de la población y probablemente ni en los intereses de la alianza que se formó entre el gobernador del Estado y MORENA, que ganó la gubernatura y la mayoría de los cargos de elección, en donde algunos de los ganadores cargan con el desprestigio y el enriquecimiento rapaz de los recursos públicos y esas prácticas depredadoras no van a cambiar con el discurso anticorrupción, que ofrece el próximo gobierno.

Desafortunadamente la alianza ganadora no está integrada por los mejores hombres y  mujeres de Chiapas, lo que hace más complicado cambiar los rumbos de la historia de Chiapas.