Ya se ha señalado que el gran elector en Chiapas fue el gobernador Manuel Velasco, quien actuó como alquimista electoral para acomodar las cifras de resultados de acuerdo a su conveniencia. En esta acción se pisotearon los derechos políticos de la población y con ello se violó el derecho a la elección. No por algo más del 50 % de los municipios en la entidad se encuentran actualmente en litigio en el tribunal electoral.
En los resultados electorales hay casos escandalosos y casos grotescos. En la primera situación se encuentra el resultado de la elección a la diputación local por el distrito de Tenejapa, en donde gana el partido verde, con una candidata inelegible pero propuesta por la mamá de gobernador, quien laboró en el DIF de San Cristóbal y no tiene residencia en el Distrito electoral. Es inelegible porque ese es un distrito electoral indígena y la ganadora, que nunca hizo campaña, es mestiza, situación que cancela la posibilidad de que haya en el Congreso una representación indígena.
Los casos grotescos son el registro en el último minuto a la diputación federal de personajes como Roberto Rubio o Willy Ochoa, uno por el distrito electoral de Las Margaritas y el otro en el listado de la diputación plurinominal en sustitución de Fernando Castellanos.
En la soberbia del ejercicio del poder, Manuel Velasco no sólo atropelló derechos sino también cometió excesos, modificando el listado de candidatos. Por eso les va a caer de sorpresa la sentencia de la sala de Xalapa que confirmó la cancelación de la candidatura de Roberto Rubio e instruye la revocación de la constancia de mayoría que la junta distrital le había entregado. De nada le sirvió a Velasco Coello los recursos gastados para tener contentos a los magistrados electorales de la sala de Xalapa si finalmente le revocan la constancia a uno de sus consentidos.
Por los abusos cometidos por el gobernador Manuel Velasco, en Chiapas se va a tener a un senador, Noé Castañón Ramírez, que ningún chiapaneco votó por él. Pero al mismo tiempo se tienen a diputados que recibieron constancia de mayoría que no estuvieron registrados y que la población nunca supo por quien se estaba votando.
Ante estos resultados, en donde ganaron candidatos que no hicieron campaña y que la población ni siquiera supo de que eran candidatos, no queda duda en que el fraude electoral se fraguó en la casa de gobierno, con la participación determinante de Manuel Velasco, quien hizo ganar a fantasmas electorales.
El acomodo de cifras y resultados al margen de la voluntad popular, evidencia la ausencia de responsabilidad que prevalece en la administración de Velasco Coello, quien ya es considerado como el peor gobernador de la historia de Chiapas, y quien deja en graves problemas de gobernabilidad al Estado, no solo por los conflictos poselectorales ocasionados por su insensatez, sino debido a la inacción política y a la ausencia de gobierno que ha existido en todos estos seis años de gestión.