Como en la antigüedad, el gobierno de Chiapas privilegió la construcción de una obra faraónica, que finalmente se busca sea el circo para el pueblo. Con la construcción del Lienzo Charro, hoy llamado pomposamente Foro Chiapas, a Manuel Velasco Coello no le importó el programa de austeridad presupuestaria que su gobierno maneja para negarse a atender la demanda por las mejoras de los derechos sociales de los chiapanecos.
Con su obra faraónica, Velasco Coello demuestra que su gobierno es un circo, y él no alcanza a vislumbrar el riesgo que corre, que al final de su gobierno sea lanzado a los leones para satisfacer a sus gobernados, como está sucediendo con el exgobernador de Veracruz y como se demanda que suceda con los exgobernadores de Chihuahua y Quintana Roo.
Con el actual gobierno quedó demostrado que los caprichos tienen mayor peso que los derechos humanos de los chiapanecos. Aquí de poco sirve que se hable de derechos civiles si no hay un acceso a la justicia. De poco sirven los derechos políticos si no hay elecciones libres y para males, se arrastra la burla de la voluntad popular. De poco sirven los derechos sociales si en los hospitales no hay medicinas y en las escuelas no se mejoran los resultados educativos de los estudiantes. De poco sirven los derechos económicos si no hay generación de empleos y la pobreza de la población crece alarmantemente cada año. De poco sirven los derechos ambientales, si no se limita responsablemente la destrucción de los bosques y la contaminación de los ríos.
Las circunstancias están demostrando que Manuel Velasco no estaba preparado para gobernar y lamentablemente se llegó al cuarto año de su gestión y continúa sin tomar las riendas del gobierno, ocasionando con ello un daño político y económico y un mayor rezago social en la entidad.
Ningún gobernante había tenido un desencuentro tan marcado con sectores de la población a la mitad de su sexenio, como lamentablemente viene sucediendo. Pero de igual modo, ninguno había generado odios y rechazos como lo viene haciendo el actual gobernador, que se encuentra en un difícil panorama para los siguientes dos años que le faltan.
El futuro para Chiapas no resulta halagüeño: hay una debilidad en el funcionamiento del Estado; pero también resulta evidente que existe una pérdida de legitimidad del gobernante. Junto a estos dos problemas aparece una crisis económica, que obliga a una reducción de las participaciones federales, en la que Chiapas va a terminar seriamente perjudicado.
La tensión social que hay en la entidad se debe, fundamentalmente, a la desatención de los problemas y demandas de la población y al incumplimiento de acuerdos firmado por las autoridades y las distintas organizaciones. Y se prevé que esta tensión aumente debido a la cercanía del proceso electoral del 2018, en la que inevitablemente surge la polaridad política
De allí que lo más razonable en lo inmediato, es que con la inauguración del lienzo charro o centro de espectáculos, concluyan de una vez y para siempre los caprichos del gobernador.
