Sobre la atención de los problemas de la educación, es usual que las personas tengan su peculiar punto de vista, sin necesidad que sean educadores o especialistas. En realidad como la educación es un problema que le atañe a la sociedad en su conjunto, es correcto que todos emitan su opinión sobre cómo mejorarla.
En este sentido es adecuado organizar foros de consulta en donde la sociedad se manifieste y exponga sus ideas sin importar la validez o no de sus argumentos. Pero de igual forma, también resulta conveniente organizar eventos en donde los especialistas y los responsables en la toma de decisiones en el sector educativo se encuentren y se abran nuevas perspectivas y enfoques para mejorar el sistema educativo.
En el foro para el Acuerdo Nacional de la Educación realizado el día de ayer en las instalaciones de la UNACH, los objetivos no quedaron lo suficientemente claro y eso generó que se percibiera cierta desorganización y que terminara siendo más un evento político, que un espacio adecuado para reflexionar y debatir los problemas que le aquejan a la educación.
Las tentaciones del grupo en el poder indujo la presencia de grupos que llegaron a aplaudir y a respaldar al gobernante, sobre todo porque se sabía que los maestros adheridos a la CNTE, que controlan el Comité Ejecutivo de la Sección VII iban a estar presente e inundar con sus consignas el auditorio, como finalmente sucedió.
En medio de estos dos posturas, que dificultan el ejercicio de la reflexión en un foro que inicialmente fue convocado para ello, imposibilitó que las personas interesadas en la atención de los problemas de la educación y la mejora de los aprendizajes fueran escuchados.
El procedimiento mediante el cual se seleccionó a los ponentes resultó una burla, y desde allí se percibió que ese foro sólo era un acto político, pues la participación se decidió aparentemente a la suerte en una tómbola, pero en realidad los participantes fueron seleccionados directamente pos los organizadores del foro, lo que ocasionó una participación inducida, sobre una problemática que por su relevancia, debiera ser tratada con mayor responsabilidad, en virtud que del proyecto educativo que se defina, se va a generar la formación de las nuevas generaciones.
Es importante aclarar que la educación no puede por sí misma solucionar los problemas de ruptura de los vínculos sociales y del malestar de las personas al no poder satisfacer sus demandas, pero se puede esperar de ella que contribuya a desarrollar la voluntad de vivir juntos y buscar construir un mundo mejor, factor básico para la cohesión social, que la violencia y la inseguridad viene deteriorando.
El evento en sí resultó insatisfactorio, pues se dejó de lado lo central, la discusión sobre el tipo de ciudadano que se debe formar en el futuro para contrarrestar los efectos que se miran a diario en las calles donde vivimos. En este sentido, un proyecto educativo que deja de lado la construcción de las nuevas ciudadanías no sólo resulta incompleta sino que es un engaño. Por ello, lo deseable es que los errores presentes en ese primer foro se subsanen y los siguiente foros estatales si permita que se discuta lo esencial y que se deje de lado lo político.