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La protesta de la burocracia

Editorial
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En Chiapas se está viviendo una rebelión de la burocracia. La exigencia de pagos de salarios y retroactivos ocasionó el paro de labores en distintas dependencias de la administración pública estatal.

 

Desde el inicio de esta administración, la relación entre el gobierno y los trabajadores al servicio del Estado no fue de lo más afortunado. El distanciamiento entre ambos inició cuando por acuerdo entre funcionarios se pretendió imponer una dirigencia sindical, que nunca fue avalada por la mayoría de los trabajadores. Y la disputa por el control del sindicato se convirtió en un capricho gubernamental, que terminó en un largo litigio aún sin resolver.

El sindicato de la burocracia lleva cinco años sin dirigencia, en el que existen complicidades y tortuguismo en el tribunal burocrático, que obstaculiza el veredicto final y la toma de nota de la planilla ganadora, contraria al grupo que siempre jugó bajo la protección del gobierno.

La desobediencia de los trabajadores que impidió el triunfo de un liderazgo espurio, ocasionó el descabezamiento del sindicato de burócratas y con ello el incumplimiento de pagos, prestaciones, jubilaciones y seguros, pues sobre la base de los hechos no hay sindicato y no existe una relación bilateral como se encuentra establecido en la ley laboral.

La falta de reconocimiento de un Comité Ejecutivo en el sindicato de burócratas ocasionó que el gobierno incumpla compromisos de pagos, y existe un adeudo de pagos por una cantidad superior a los 200 millones de pesos.

El malestar y la reacción de los trabajadores por el paro laboral y toma del edificio de La Torre Chiapas es legítima. Pues ha existido mucho desprecio hacia la capacidad de movilización de los trabajadores y se les hizo fácil imponer un líder sindical que no tiene el consenso de la mayoría de trabajadores.

Durante cinco años ha existido un silencio de los trabajadores de la burocracia. Pero ese silencio al final del sexenio se transformó en ira y los trabajadores fueron tomando decisiones de lucha, a punto tal que hoy, por razones del paro laboral, prácticamente no existe administración pública ni gobierno en Chiapas.

El asunto de reconocimiento y toma de nota del sindicato no es un caso menor, con esta acción del gobierno se encubren violaciones laborales e incumplimientos a varias cláusulas al contrato colectivo del trabajo.

Lo más grave de esta situación, es que a días de que concluya este gobierno hay una movilización, que parece generalizarse en todas las dependencias gubernamentales, en donde se golpea la disminuida imagen del gobernador, pero en donde a la vez, se crean condiciones más complicadas para gobernar. Y esto último debiera de interesarle al gobernador electo, quien con sus críticas a la figura del gobernador Manuel Velasco,  terminó convalidando la protesta de la burocracia, sin darse cuenta que los adeudos a los trabajadores es un boomerang que golpea directamente a la cabeza de Rutilio Escandón, en virtud de que cuando él fue presidente del tribunal de justicia, no pagó un bono y ahora estos trabajadores se encuentran sumados al paro de labores, en donde el gobernador electo es parte del problema.