Institucionalmente se dio inicio a los trabajos del cambio de gobierno en Chiapas. El gobernador electo empezó a mostrar algunas cartas de quienes lo van a acompañar a esta aventura de gobierno. La reacción de rechazo hacia alguno de estos nombres no se hizo esperar en las redes sociales, lo que significa que el gabinete de Rutilio Escandón puede llegar a constituirse con funcionarios carentes de prestigio y algunos de ellos señalados por presuntos actos de corrupción.
Es obvio que los funcionarios de la primera línea del próximo gobierno no son los que aparecen en la comisión de la entrega-recepción integrada el fin de semana, sin embargo aparecen nombres que llevan varios años colaborando con Rutilio Escandón, que no hace falta investigarles mucho para identificar el cambio radical en la mejora de la calidad de vida que tuvieron en su paso por el tribunal de justicia.
La situación social que vive Chiapas requiere de sus mejores hombres y mujeres y Rutilio Escandón no debiera hacer distingos en términos de si participaron en la campaña o no, sino en la voluntad de realizar un trabajo a favor de Chiapas. Por ello no puede se puede guardar silencio ante los posibles nombramiento porque esas designaciones representan el mejor mensaje de que la transformación de la entidad va en serio o sólo es pan con lo mismo.
En Chiapas ya se han vivido varios inicios esperanzadores de gobierno que luego terminaron mal y con un distanciamiento con la población. Así fue con la llegada de Pablo Salazar, que en torno de él se conformó un movimiento llamado de la esperanza y nos dejó para desgracia de Chiapas –y de él mismo- a Juan Sabines como el heredero de su gobierno. La administración de Sabines Guerrero también inició prometedora, dentro de sus primeras decisiones fue crear el programa Amanecer, en la que se ganó la simpatía de las personas de la tercera edad; con esta visión asistencialista de lo social, terminó construyendo un proyecto electorero y un instrumento de deterioro de la dignidad de los adultos mayores. Sin embargo ningún inicio de administración resultó tan esperanzador como el gobierno de Manuel Velasco, que llegó con una legitimidad inédita, en la que pronto, con sus indecisiones, dio fin a la luna miel que había prometido a la población chiapaneca.
Con estas experiencias malogradas en la entidad, el gobierno de Rutilio Escandón no tiene el beneficio de la duda. Él está obligado a realizar desde el primer minuto el mejor trabajo para mejorar las condiciones de Chiapas, y con las personas que lo rodean y que trabajan cerca de él, se puede prever que no tiene la mejor levadura para hornear el pan. En concreto, Rutilio muestra que no tiene el gabinete de la estatura que se requiere de acuerdo a la magnitud de los problemas que tiene la entidad.
