Rutilio Escandón sin derecho a equivocarse

Editorial
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En Chiapas se han vivido varios inicios esperanzadores de gobierno, que luego devino en un distanciamiento con la población y en otros casos tuvieron finales desafortunados. Así fue con la llegada de Pablo Salazar, que en torno de él se conformó un movimiento llamado de la esperanza y una alianza de todos los partidos para derrotar al PRI en la entidad, pero su peor error lo cometió en la designación de su sucesor y para desgracia de Chiapas –y de él mismo- dejó a Juan Sabines como el heredero de su gobierno.

 

La administración de Sabines Guerrero también inició prometedora, dentro de sus primeras decisiones fue crear el programa Amanecer, en la que se ganó la simpatía de las personas de la tercera edad con esa visión asistencialista, en el que finalmente se  terminó construyendo un proyecto electorero y un instrumento de deterioro de la dignidad de los adultos mayores. Sin embargo ningún inicio de administración resultó tan esperanzador como el gobierno de Manuel Velasco, que llegó con una legitimidad inédita, en la que pronto, por su falta de integración del gabinete, dio fin a la luna miel que había prometido a la población chiapaneca.

Con estas experiencias malogradas en la entidad, el gobierno de Rutilio Escandón no tiene el beneficio de la duda. Él está obligado a realizar desde el primer minuto de gobierno, el mejor trabajo para mejorar las condiciones de Chiapas. Desafortunadamente no se percibe entre las personas que actualmente lo rodean, a los funcionarios que Chiapas necesita,  situación que deja prever, que no tiene la mejor levadura para hornear el pan. Esto no es un asunto menor, debido a que si sus colaboradores no tienen la experiencia, conocimiento y la visión de cambio que se requiere, difícilmente ese gobierno va a responder a las expectativas que la gente se ha hecho.

Parece obvio que los funcionarios de la primera línea del próximo gobierno no son los que aparecen en los grupos que integran las comisiones de la entrega-recepción, sin embargo aparecen nombres que llevan varios años colaborando con Rutilio Escandón, que no hace falta investigarles mucho para identificar que vivieron un cambio radical en la mejora de la calidad de vida,  en su paso por el tribunal de justicia.

Esto sin duda es un lastre en las pretensiones de Rutilio Escandón, de conformar una administración pública con el sello de la honestidad y la transparencia, pues el personal que lo acompaña representa precisamente el sentido contrario de su discurso.

La situación social que vive Chiapas requiere del desempeño en el gobierno de sus mejores hombres y mujeres y Rutilio Escandón no debiera hacer distingos en términos de si participaron con anticipación con él, sino en la voluntad de realizar un trabajo a favor de Chiapas. Por eso no se puede guardar silencio ante los posibles desaciertos en los nombramientos en su gabinete, porque esas designaciones representan el mejor mensaje de que la transformación de la entidad va en serio o sólo es pan con lo  mismo.