Omisiones graves de la autoridad en Chiapas

Editorial
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Siempre fueron asunto público los problemas de gobernabilidad en Chiapas. Eso lo debía de conocer a la perfección Rutilio Escandón, quien se desempeñó como presidente del tribunal de justicia la mayor parte del sexenio anterior. De igual forma nunca fue un secreto la inacción política y la indiferencia con la que se comportaron los funcionarios de la pasada administración, que dejaron que se acumularan los problemas y que se exacerbaran los ánimos dando paso a la violencia.

De todo eso el recién gobernador tenía conocimiento y debió de preparar un conjunto de acciones emergentes, que le permitieran tomar decisiones de gobierno desde el primer minuto del día en que tomó posesión.

Del 1º de julio, día en ganó las elecciones, al 8 de diciembre en que se convirtió gobernador electo, Rutilio Escandón tuvo cinco meses para preparar las estrategias para el plan de gobierno y la agenda para Chiapas, que le permitiera construir el futuro resolviendo problemas del pasado. Pero no hizo lo uno ni lo otro y ahora le dedica más tiempo a andar inaugurando ferias que a intentar gobernar la entidad, que cada vez tiene mayores problemas de gobernabilidad.

Todos los problemas que han estallado en los últimos 30 días ya habían sido manifiestos pero no fueron atendidos. En su momento no se resolvió el problema de la carretera en Simojovel y El Bosque, y pobladores de esos municipios tomaron por asalto el puente de Chiapa de Corzo y estrangularon el ingreso por el oriente a Tuxtla Gutiérrez. Los problemas poselectorales en Amatán no fueron atendidos y la violencia en ese municipio produjo medio centenar de desaparecidos y el asesinato de dos dirigentes de la MOCRI-CNPA, que si se viviera en Chiapas un Estado democrático de derecho, funcionarios responsables de la seguridad interna y de la seguridad pública estarían bajo proceso por el delito de comisión por omisión.

Los focos rojos están prendidos en Amatán, Pueblo Nuevo, en Rincón Chamula, en Tila, en Yajalón, en Chilón, en Ocosingo, en Ixtapa, en Frontera Comalapa, en Chicomuselo, en Chenalhó, en Chalchihuitán y en Oxchu, en donde los informes del área de inteligencia debieran de presentarse en las reuniones matutinas diarias de seguridad, para la toma de decisiones adecuadas, reuniones que sobre la base de los hechos no han tenido resultados. 

Es más que obvio señalar, que ninguno de los problemas que hay en la entidad  fue generado por la administración de Rutilio Escandón, pero habría que decir que no se le está acusando de crear los problemas sino de no atenderlos y esa desatención es la que finalmente generó el asesinato de Noé Jiménez Pablo y dejó sin la protección que había requerido en las medidas cautelares la CNDH para Sínar Corzo.

En estricto apego al derecho, esas desatenciones representan omisiones de la autoridad y la omisión es un delito.