Hoy día se convirtió en un lenguaje común hablar de austeridad y en el exceso del uso se le incorpora la palabra republicana. Bien a bien desconozco si los republicanos promueven la austeridad, en virtud que la austeridad forma parte del discurso neoliberal que promueve medidas restrictivas del gasto público.
De igual manera el adelgazamiento del aparato público no es un planteamiento de la izquierda sino del pensamiento conservador que propone el Estado modesto. El sociólogo francés Michel Crozier es un exponente importante de este tipo de visión del Estado y en su libro Estado Modesto, Estado Moderno escribió: “Hoy en día nuestros tecnócratas y políticos confunden el hecho de que están demasiados ocupados, con lo que sería trabajar sobre lo real. Dedican demasiadas horas al juego fascinante del poder y de la reconstrucción del mundo en los planes. Pero nunca analizan seriamente el terreno sobre el que aplican sus políticas, nunca preparan con el cuidado necesario la reforma que pretenden llevar a cabo para el bien de los administrados que van a rechazarla o desviarla. Ciegos y sordos respecto al mundo real, deciden en función de principios y visiones a priori, y nos mantienen en debate de pura retórica”.
En este debate de retórica, hay un error el considerar que la austeridad es igual a la eficacia y todavía el error es mayor el creer que con la austeridad se combate a la corrupción. Lo real, es que los problemas que enfrenta la sociedad son cada vez mayores a la visión omnipotente de los gobernantes, que toman decisiones sin diagnósticos y que incluso elaboran programas de gobierno con puros supuestos que no están dirigidos a resolver las causas de los problemas sociales.
A nivel nacional hay un debate sobre las estancias infantiles. Se detectó corrupción en el manejo de los recursos en ellas y se tomó la decisión de particularizar los apoyos directamente a los padres, quienes tomarán la decisión de a donde y con quien dejar a sus hijos infantes. En lo absurdo de este debate un funcionario de primer nivel tuvo la ocurrencia de señalar que los abuelos cuiden a los nietos, sin considerar la importancia que tiene la socialización en este período y obviando las condiciones del apego en los niños y lo que representa la estimulación temprana. Situaciones en las que interactúan las estancias infantiles.
Las estancias infantiles subvencionadas por SEDESOL, hoy Secretaría del Bienestar, estaban destinadas al apoyo de madres solteras y al apoyo de familias en condiciones de pobreza. La dependencia le otorgaba un apoyo por niño o niña a las estancia infantiles que eran centros privados, que supuestamente se encontraban bajo la supervisión de SEDESOL. De allí que si hay corrupción la responsabilidad está compartida con el Estado. En este caso lo que se debió de haber realizado es la mejora de los sistemas de control y supervisión y no tomar la decisión de desvincular a las estancias infantiles y dejar la responsabilidad exclusivamente sobre los padres porque eso contraviene con los principios de la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho de los niños, niñas y adolescentes que establece que la responsabilidad es del Estado, de los padres y de la sociedad.
El Estado, por los problemas que representa, no quiere administrar las estancias infantiles, pero no se desliga de su responsabilidad, en virtud de que destina una cantidad específica por cada infante, por eso se multiplicaron las estancias infantiles en el país. Ahora, dentro sus acciones anticorrupción, el gobierno decidió la entrega del monto de apoyo directamente a los padres y ellos decidirán qué hacer con sus hijos. Con esto se corre el riesgo que los niños no socialicen y no reciban la estimulación temprana que se requiere para el ingreso del preescolar o de la primaria. La decisión sin duda es equivocada y evidencia un desconocimiento sobre las etapas del desarrollo del infante y la importancia del papel que juegan las estancias infantiles.
Una decisión equivocada en las estancias infantiles
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