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Thu, Apr
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Problemas de gobernabilidad e inseguridad pública

Editorial
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La inseguridad pública en Chiapas pasó a ser un tema relevante y reiterado en las platicas y preocupaciones de la población. El juicio generalizado es severo: la delincuencia rebasó a la capacidad de respuesta del gobierno.

La sociedad chiapaneca vive condiciones de vulnerabilidad social en la que nadie está a salvo de la delincuencia. La misma condición de vulnerabilidad tiene un banco, que un Restaurant lleno de comensales como el Toks. Lo mismo puede suceder un feminicidio que el crimen artero de un activista social. Lo mismo se asesina a un colono en una colonia popular de Tuxtla Gutiérrez, donde un grupo paramilitar ligado al gobierno y jefaturado por el secretario general de gobierno Ismael Brito, quiere apropiarse de la colonia; lo mismo se queman expedientes de auditorías en las afueras de las oficinas de la Auditoría Superior del Estado para garantizar impunidad a funcionarios implicados de cualquier investigación y lo mismo se cierran casetas y se impone el cobro arbitrario de cuotas.

En concreto la delincuencia en sus distintas manifestaciones rebasó al gobierno. Lo único que salva a la administración de Rutilio Escandón es que aún no se viven en las calles de Chiapas el terror que genera el enfrentamiento de los grupos ligados al crimen organizado ni se presentan los ahorcados en los puentes peatonales como sucede en otras ciudades del país.

El fracaso de las reuniones mañaneras sobre seguridad es inocultable, pero el gobernador no lo quiere ver así y sus principales colaboradores le alientan y aplauden los mensajes triunfalistas de una administración que no solo no camina sino que no da muestras de que existe un gobierno.

Se llevan 70 días de gestión y todo parece indicar que la luna de miel del nuevo gobierno con la población acabó. La promesa de la cuarta transformación en Chiapas pasó a ser un discurso carente de sentido y alejado de una realidad, que no es vista por el gobernador ni por sus principales colaboradores.

Chiapas requiere urgentemente de seguridad si se pretende reactivar la economía. En la situación en como se encuentra la entidad y en la manera como se difunden las noticias, el turismo puede sufrir una fuerte contracción y ésta actividad ha representado en los últimos años la principal fuente de divisas en el Estado. Pero prácticamente resulta imposible promocionar el turismo chiapaneco con los índices de delincuencia e inseguridad que hay en este momento.

En materia de seguridad ni Gabriela Zepeda Soto, que es la secretaria de seguridad ni Jorge Luis Llaven Abarca, fiscal general, garantizan confianza. Lo mismo sucede en la secretaría de gobierno, en donde Ismael Brito, no tiene los hilos del control de los conflictos y se ha perdido la posibilidad del orden en la entidad.

Al inicio de esta administración se tenía que haber cuidado que los problemas de gobernabilidad que se arrastraban, no se convirtieran en problemas de inseguridad pero no se hizo. Ahora Chiapas vive un peligroso cóctel de inseguridad pública con problemas de gobernabilidad.