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Thu, Apr
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Repunte de la violencia e inseguridad

Editorial
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Debido a los 12 años de desaciertos e inacción política en la entidad, Era previsible que los conflictos y la violencia se iban a agudizar y así se señaló en reiteradas ocasiones. Los hechos de violencia  que se presentaron el fin de semana, es sólo un anuncio de lo que se puede vivir en  los próximos años, sobre todo porque las cosas no van a cambiar de un día para otro y menos si no se toman medidas preventivas de atención a la inseguridad y a la solución de los conflictos.

El enfrentamiento armado en Venustiano Carranza no es un asunto menor, que afecta a la seguridad nacional, pero el comportamiento de la autoridad de Chiapas ha sido permisible en grado extremo, en donde los grupos paramilitares y de la delincuencia organizada actúan con la total aquiescencia del gobierno, y donde el programa de canje de armas resulta ridículo ante el tráfico de armas que existe en la entidad. Lo sorprendente de esta situación, es que son los municipios de mayor pobreza en el que la población y sobre todo los jóvenes, andan fuertemente armados.

Los problemas que enfrenta la administración de Rutilio Escandón son considerables, pero no se vienen tomando decisiones. Lo preocupante es que la luna de miel de un importante sector de la población chiapaneca con el gobernador ya concluyó, a menos de 90 días de iniciada esta administración.

En Chiapas ha habido un relajamiento de la autoridad, en el que parece que el Estado no existe y ese es el mismo escenario de la gestión de Rutilio Escandón, en el que se han dado enfrentamientos armados en Aldama, Chenalhó, Yajalón, Amatán, Coita y Venustiano Carranza.

Todos estos problemas eran claramente previsibles y Rutilio Escandón estaba obligado a tomar las medidas adecuadas para evitar el desbordamiento de estos conflictos. Sobre todo porque del 1º de julio que ganó las elecciones, al 8 de diciembre que tomó posesión como gobernador, tuvo cinco meses para definir estrategias y acciones de una agenda para Chiapas y de un plan de gobierno, que garantizara desde el primer minuto tomar decisiones para evitar los problemas que se están viviendo.

En estos tres meses de la nueva administración ha quedado claro una cosa, que el gobernador Rutilio Escandón no conocía la magnitud de los problemas del Estado ni tiene identificados los puntos de conflicto que hay en la entidad, que son más de 600, cada uno de ellos con distintos niveles de conflictividad. Frente a esta situación, la violencia y la inseguridad se están apropiando de las calles y las comunidades y los esfuerzos para mejorar la seguridad en el Estado, hasta ahora han sido nulos.