La visita de AMLITO en Chiapas

Editorial
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El PRI es un partido que surgió ligado al poder y al que se le consideró como un partido de Estado. En su etapa de formación la dirección de ese partido tenía subordinado al presidente de la república; fue durante la presidencia del General Lázaro Cárdenas que se da un cambio profundo, y no sólo de nombre, en el que el presidente subordina al partido, situación que se mantiene hasta el año 2000 en el que pierde por primera ocasión la presidencia de la república.

Por esa relación con el poder, el PRI no entiende cual es el rol de partido de oposición. Así sucedió del año 2000 al 2012, en el que el PAN gobernó al país, manteniendo al PRI como aliado, lo que finalmente le permitió a este partido recuperar la presidencia de la república a finales del 2012.

Durante esa primera experiencia de alternancia del poder el PRI no tuvo la capacidad para autoreformarse y constituirse en un partido que pudiera subsistir sin su relación con el poder, lo que ocasionó que se reprodujeran los mismos vicios y prácticas antidemocráticas que le impidieron formar un nuevo PRI.

Por ello en su segunda experiencia de pérdida de la presidencia, en julio del 2018, conduce de nuevo a cuadros políticos a buscar una alianza con el poder, lo que les permite construir una candidatura a la presidencia de ese partido con Alejandro Moreno, exgobernador de Campeche, en común acuerdo con el presidente de la república, a grado tal que a este candidato se le empieza denominar burlonamente como “AMLITO”.

Hoy AMLITO está en Chiapas, y se hace acompañar de cuadros políticos con antecedentes de haber traicionado a ese partido y peor aún de personajes que están más cercanos a la delincuencia organizada que a un cambio que requiere urgentemente ese partido y el país mismo.

La apuesta de AMLITO es cogobernar con AMLO y sobrevivir con un partido que no puede existir sin su relación con el poder, que se encuentra alejado de los intereses de la población y que está siempre dispuesto a traicionarse consigo mismo.

El PRI en Chiapas no existe. Lo que sí hay es priistas convenencieros, que están destinados a vivir sin dignidad, en el que muchos de ellos se enriquecieron con el manejo de los recursos públicos y que ven en Alejandro Moreno al candidato que los puede acercar de nuevo a la teta presupuestal. En torno a Alejandro Moreno se alía el agua, el aceite y el excremento, y aparecen unidos los que traicionaron al PRI con Pablo Salazar, luego con Juan Sabines y finalmente con Manuel Velasco, lo que condujo a la destrucción de ese partido.

En esta perspectiva, Alejandro Moreno, quien tiene dificultades para justificar su patrimonio, representa en Chiapas la candidatura ideal de la escoria, los facinerosos, gente sin escrúpulos, delincuencia organizada, quienes se reunirán a comer en la casa de un personaje que aprovechó las circunstancias para su enriquecimiento en los gobiernos de Juan Sabines y Manuel Velasco.