De acuerdo con los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) del año 2012, que fue la última ocasión que México participó, el país muestra los peores resultados en rezago educativo de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En ese informe se señala: que el 55% de los alumnos mexicanos no alcanza el nivel de competencia básico en matemáticas; el 41% no lo cumple en comprensión de lectura y el 47% no lo alcanza en ciencias.
A partir de estos datos, el informe concluye que a México le tomará más de 25 años alcanzar el nivel promedio de matemáticas de los 34 países miembros de la OCDE y más de 65 años en el área de lectura, lo que indica los niveles de rezago en los aprendizajes que hay en el país.
Estos datos ya de por sí alarmantes, son todavía peores en los estudiantes chiapanecos, que obtuvieron los peores resultados de los alumnos mayores de 15 años que fueron evaluados por la prueba PISA en México, lo que significa que la brecha de rezago educativo es aún mayor en los estudiantes de la entidad, respecto al promedio nacional.
La mala calidad del sistema educativo de la entidad muestra claramente la falta de un liderazgo académico, que impulse una reforma del sistema y que sea capaz de construir un modelo educativo, que al mismo tiempo que mejore los resultados, forme un nuevo ciudadano comprometido con el entorno social y con la mejora de la vida pública.
Pero la ausencia de liderazgo no es sólo en la secretaría de educación sino en los distintos subsistemas que integran el sector educativo, en la que existe una improvisación de los perfiles y un desconocimiento de las problemáticas educativas en los funcionarios. Lo que evidencia por qué son tan negativos los resultados del logro educativo en los estudiantes de primaria, secundaria, preparatoria y universidad.
Sobre estos resultados negativos hay una respuesta recurrente que reclama mayor presupuesto para la educación. Ese argumento es inexacto, en virtud de que Chiapas destina uno de los presupuestos más alto para educación en el país y los resultados son los peores.
En este sentido basta señalar, que en el año 2000, el presupuesto para educación en la entidad fue de 7 mil 830 millones de pesos; para el 2006, el presupuesto había crecido a 14 mil 424 millones de pesos; y para el 2015, el presupuesto ejercido del sector educativo fue de 23 mil 639 millones de pesos, sin que a estos incrementos del presupuesto le haya correspondido una mejora del logro educativo de los estudiantes en todos los niveles y sin una mejora sustantiva del sistema estatal de educación. Lo que significa que el problema de la educación en Chiapas no es de presupuesto sino de proyecto.
La tendencia de los malos resultados de la educación no va a cambiar y menos si se continúan realizando en el sector educativo nombramientos de personas que nada tienen que hacer en funciones educativas, pues no tienen el perfil ni los conocimientos que se requieren para la mejora del logro educativo.
En Chiapas los problemas educativos inician desde la primaria y esta situación es preocupante, porque hay estudios que demuestran que una mala educación básica marca la deficiencia de los estudiantes y sus dificultades de aprendizajes, y el logro educativo continuará con deficiencias, incluso si logran ingresar a la educación superior. De allí que las malas decisiones en la educación básica influye, e incluso determina, los resultados educativos en los siguientes niveles.
