Un aniversario más del periódico

Editorial
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La definición de una línea editorial en un periódico no es un asunto sencillo. Sobre todo porque la libertad de expresión representa la piedra angular de toda sociedad libre y democrática; pero eso hace necesario que exista un derecho efectivo que garantice esa libertad y que a la vez hayan prácticas sociales que promuevan y favorezcan la libertad de expresión. Asunto que no se presenta en México, en donde este ejercicio es restringido por actos normativos o administrativos del Estado o por condiciones de facto que ponen en riesgo o mayor vulnerabilidad a quienes decidan o intenten ejercerla .

Pese a esas circunstancias, en el Diario Contrapoder se eligió el camino de ejercer libre y plenamente la libertad de expresión y a su vez permitir que los que colaboran en este medio puedan ejercerla, aún y cuando algunos textos no coincidan o contravengan la línea editorial del periódico.

El proyecto periodístico parecía más una utopía, que un intento que pudiera tener viabilidad en un medio en el que prevalece la censura y la autocensura y en una sociedad en el que parece una locura cuestionar el ejercicio arbitrario del poder y los desmanes de los gobernantes.

Sin embargo, pese a las dificultades políticas y económicas, el Diario Contrapoder llegó a su sexto aniversario manteniendo la misma línea editorial, aún y cuando haya existido un cambio de gobierno. Y esto se debe a que en Chiapas –sin negar que lo mismo sucede en el país-, los ejercicios arbitrarios del poder prevalecen sin importar las personas o los colores partidistas, debido a una carencia de prácticas democráticas.  

La historia nos decía que ningún medio crítico y reflexivo podía sobrevivir y más si se conocía la experiencia de los últimos gobiernos en el que prevaleció las violaciones a la libertad de expresión, el culto a la personalidad del gobernante y las relaciones de silencios y complicidades entre los medios y el gobierno. La prensa en Chiapas perdió credibilidad y los periódicos terminaron homogenizados con las mismas noticias y con las mismas portadas. Los resultados de esta complicidad fue que los gobiernos caminaron en la impunidad y dilapidaron los recursos, lo que produjo el deterioro social y el empobrecimiento de la población.

Por ello, uno de los propósitos de este periódico ha sido alentar, pese a todo, la esperanza de que sí es posible construir un Chiapas mejor y que a través de un ejercicio libre de expresión constituirse en un dique de denuncia a los abusos, corrupciones, ilegalidades y violaciones de derechos humanos que practican cotidianamente las autoridades del Estado, en el que a los funcionarios del gobierno hay que hablarles en voz alta porque se resisten a escuchar.

Este periódico no es una oposición sistemática al gobierno, pues no es un periódico producto de la militancia política. Pero sí busca constituirse en un verdadero contrapoder a los excesos y abusos de los gobernantes.

La crítica desde el primer número fue que Chiapas no ha sido bien gobernado. Esa tesis se sostiene con el actual gobierno, que se asume como el de la transformación, pero hasta ahora nadie nos ha dicho en qué se quiere transformar o a dónde conduce la llamada transformación ni cómo se va a transformar.

Ante esas omisiones significativas no se puede guardar silencios ni complicidades y mucho menos convertirnos en comparsa de un proyecto sin proyecto, que no tiene brújula y que tiene perdido el sentido de la realidad.