El triunfo de Rutilio Escandón abría la posibilidad para conformar un gobierno que promoviera la construcción de un nuevo Chiapas, eso es lo que implicaba la idea del discurso de la transformación y así debía de entenderse. A poco menos del primer año de gobierno, las expectativas que se despertaron con ese triunfo resultan desalentadoras debido a que no se ha logrado romper con la continuidad de la ineficacia, la indiferencia, la abulia y la corrupción que caracterizó a los gobiernos anteriores.
El gobernador en distintos actos ha tenido un discurso agresivo y descalificador en contra del anterior gobierno. Sin embargo esa postura no convence ni le beneficia, porque él formó parte fundamental de esa administración y fue el heredero o beneficiario directo de las componendas realizadas para trucar las elecciones como si éstas fueran el resultado de la voluntad popular.
Cambiar el rostro de Chiapas no significa atacar a exgobernadores sino construir proyectos de gobierno y eso es lo que está ausente en esta administración. Lo criticable de esta situación, es que no se ven visos que con el grupo de funcionarios que integran el gabinete se puedan elaborar los proyecto que Chiapas necesita, ya que no hay talento ni prestigio ni experiencia ni ideas ni conocimiento en los funcionarios de esta administración.
En los nueve meses transcurridos, el gobernador Rutilio Escandón no ha realizado ningún cambio en el gabinete, eso es una mala señal porque significa que delegó su responsabilidad en sus colaboradores, que no se ha dado cuenta que su administración requiere urgentemente de una oxigenación y lo peor, es que él mismo esté convencido de que se vienen realizando bien las cosas. Bajo cualquiera de estos argumentos el escenario es el mismo: no hay gobierno, pero nadie se atreve a decírselo al gobernante.
Mientras tanto los comentarios vertidos sobre Chiapas por el secretario de hacienda en la conferencia mañanera con el presidente de la república, circulan profusamente en las redes sociales, como una muestra de lo mal en que se ha gobernado Chiapas, en donde aparece como la única entidad que no ha tenido crecimiento económico en los últimos años, en sus comentarios el secretario de hacienda reconoció que en Chiapas hoy se vive en peores condiciones que en los años noventa, período en que se produjo el levantamiento armado indígena zapatista, que ya cumplió 25 años y no se han firmado los acuerdos de paz y no violencia, que permitan el desarme de los grupos y la concordia en la región.
Bajo estas circunstancias ¿cuál futuro para Chiapas es el que está construyendo esta administración denominada de la transformación? Y la respuesta no puede ser más que la de reproducir el pasado.
¿Cuál futuro para Chiapas?
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