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La idea de la conspiración en Chiapas

Editorial
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Ayer en la entrega de la medalla Belisario Domínguez la nota que se viralizó en las redes fue la fotografía del presidente López Obrador con el gobernador Rutilio Escandón y los senadores Manuel Velasco, Eduardo Ramírez y Sasil de León. Dicha foto pareciera mostrar el acuerdo político en Chiapas, a solo un día después en que 21 presidentes municipales, que ganaron las elecciones con el apoyo del exgobernador Velasco, decidieron abandonar la “oposición” y se sumaron al partido MORENA. En lenguaje subliminal, abandonaron al exgobernador y se sumaron al nuevo proyecto.

El acto tiene muchos significados, pues sin oposición real al gobierno, la administración de Rutilio Escandón no controla los hilos del poder en la entidad y desde palacio de gobierno se han orquestado campañas en contra del anterior gobierno y se deja insinuar que es el senador Eduardo Ramírez Aguilar el que está detrás de la “desestabilización” de la administración de Rutilio Escandón.

En México la cultura política se ha desarrollado a través de la invención de enemigos. Eso es lo que viene sucediendo en Chiapas, en donde resulta más fácil inventar enemigos e imaginar conspiraciones políticas que reconocer los yerros que a diario se cometen por las autoridades.

Los principales problemas de la administración de Escandón Cadenas es la ausencia de gabinete, la falta de proyectos y el descuido en el manejo de una agenda política. A esto se le agrega el desconocimiento que se tiene de la multiplicidad de problemas en la entidad, en el que se entrelazan problemas estructurales, como el de la pobreza, con problemas históricos, como el fracaso y desinterés de la clase política para modificar la estructura social en Chiapas, anclada en el pasado, con problemas coyunturales provocados por la distribución y manejo del presupuesto, que es la causa de los conflictos en Bochil, Simojovel, El Bosque, San Juan Chamula, y Las Margaritas.

A poco menos de que se cumpla el primer año del gobierno, resulta claro, que después de tres intentos en la búsqueda de la gubernatura, Rutilio Escandón no tiene cuadros formados para gobernar con eficacia y la actual administración se encuentra saturada por el nivel de incompetencia que hay en las diferentes secretarías, lo que evidencia que no hay un gobierno diferente y menos con los postulados de la izquierda.

El análisis político que se realiza en torno del gobernador no es el adecuado. La preocupación no debiera estar en el control político de MORENA –dominado por los verdes-morenos-, o en el de tener la mayoría de las presidencias municipales –hegemonizadas por los senadores chiapanecos-, y ni siquiera con restar la influencia del partido verde, porque eso fue una fugaz aventura que duró solo seis años. Este análisis está equivocado porque la única premisa está en la preocupación electoral y no en la de construir gobierno.

Rutilio Escandón no debiera tener preocupaciones por lo electoral porque  finalmente él ya es gobierno, la preocupación electoral la tienen el secretario de gobierno, Ismael Brito y el fiscal general Jorge Luis Llaven, quienes aspiran a la gubernatura y andan en campaña, y en sus ambiciones políticas confunden al gobernador, que hace suya la preocupación electoral de sus principales colaboradores. En esta lógica es que se construyó la invención del enemigo y en que se difunde las ideas de la conspiración y la desestabilización de Chiapas, en el que obviamente se oculta que los problemas actuales de Chiapas se debe a la incompetencia de los funcionarios y a la falta de ideas y proyectos para construir gobierno.