El fracaso de la seguridad

Editorial
Typography

La inseguridad se apoderó de Chiapas, pero ni el gobernador ni sus funcionarios se dan por enterado y continúan con el mismo discurso del antiguo régimen, en el que se  vende la idea de que todo está muy bien, minimizan los asaltos y asesinatos y construyen una realidad ficción, de que son un gran gobierno.

Asombra el cinismo y la irresponsabilidad cuando anuncian que la inseguridad disminuyó y que eso se debe gracias al trabajo del gobernador y a la mesa de seguridad, cuando la realidad es otra; la fiscalía general del Estado manipula la información y el registro de los delitos, porque no se levantan las denuncias de los afectados sino que se elaboran actas administrativas que suelen archivarse. Dicho en otras palabras, la fiscalía en Chiapas juega con el dolor de las personas y oculta información de los delitos que a diario se cometen.

La administración de Rutilio Escandón debe dejar de mentir en materia de seguridad, porque una cosa es la percepción que tiene el gobernante y otra la percepción de la ciudadanía que sufre los embates de la delincuencia. Lo grave es que se contrata campañas publicitarias transmisión para difundir el discurso ficción del gobierno, que busca a toda costa hacer creer que Chiapas es un Estado seguro, cuando hay carreteras que no se pueden transitar por las noches y se han incrementado los delitos de alto impacto .

La inseguridad en la entidad está acompañada por indignación y un profundo malestar en la población, que se traducen en convocatorias para marchas de protesta en contra de la inseguridad, sin que haya respuesta eficaces por parte de las autoridades responsables, que se manejan con el discurso de la cero tolerancia, cuando hay sospechas que desde la fiscalía se protegen a delincuentes.

Sólo el fin de semana se presentaron homicidios en los municipios de Suchiate, ejecuciones en Tapachula y una balacera en un mercado en SCLC, que se convierten en nota nacional y que evidencian el grave problema de inseguridad en la entidad. Pero también hay asaltos diarios a personas y negocios que ponen en riesgo la vida y el patrimonio de la población.

Las reuniones mañaneras de la mesa de seguridad cumplen con la finalidad de difundir que hay preocupación en la administración pero no son funcionales y gran parte de que esta mesa no funcione se debe a que Chiapas es una sociedad en la que la ley no se aplica. Situación que conduce a una impunidad del 99 %.

En Chiapas, pese al discurso de la cero tolerancia, no hay un plan estatal de seguridad ni de prevención del delito y las policías continúan realizando retenes como un mecanismo para extorsionar a la población y no para inhibir la delincuencia.

Chiapas tiene hoy serios problemas de gobernabilidad y graves problemas de inseguridad pero el mensaje en las reuniones de gabinete el mensaje es que todo va muy bien y que puede estar mejor. Lo cierto es que la administración de Rutilio es la continuidad del desastre chiapaneco y en nada se diferencia de los gobernadores que lo precedieron. Continúa con la misma indiferencia, impunidad, corrupción, frivolidad, caprichos, opacidad, ineficacia y rencor.