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Thu, Apr
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Ni obediencia ni sumisión

Editorial
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En su segundo informe de gobierno López Portillo acuñó una de sus frases célebres: “Lo peor que le puede ocurrir a México es convertirse en un país de cínicos”.  Desafortunadamente Chiapas ya se convirtió, de años atrás, en lo que predijo el expresidente de la república.

Veamos cómo los últimos gobernadores de Chiapas presentan una perdida creciente del sentido de la realidad e inventaron una ficción de su gobierno. Así pasó con Juan Sabines y Manuel Velasco y resulta extremadamente preocupante que ese mismo problema se reproduzca en Rutilio Escandón, quien padece la peor crisis de la historia contemporánea de Chiapas y en la reunión que tuvo con el gabinete el fin de semana, mantiene un discurso triunfante, de satisfacción con su gobierno, cuando en realidad lo que se le reclama es que no hay gobierno ni gabinete ni programas de gobierno.

Lo paradójico es que los representantes de sectores empresariales en Chiapas felicitan al gobernador por el acuerdo con Nacional Financiera, de promover préstamos al 13.9% de interés anual para revitalizar la economía del Estado, cuando todos ellos saben perfectamente que ese acuerdo está destinado al fracaso, en virtud a que la tasa de interés es muy alta, en la que difícilmente alguien se va a comprometer a realizar un préstamo, pero pesa más la sumisión y la lambisconería con el gobernante que los principios de dignidad y de compromiso con Chiapas. En este sentido el cinismo no es solo de parte de la clase gobernante sino también de los representantes del sector empresarial en Chiapas, que simplemente son de vergüenza.

Ya se ha señalado en este mismo espacio, que la crisis sanitaria era buena oportunidad del gobernador Rutilio Escandón para hablar con franqueza a la sociedad chiapaneca y señalar que la entidad, en los últimos años tuvo gobiernos desafortunados, que terminaron sacrificando el futuro de varias generaciones y que es necesario construir un nuevo Chiapas, en donde ya no es posible perder un solo día en distracciones y pleitos estériles ni en pensar en procesos electorales que representan un gran distracción en los funcionarios públicos.

Pero la administración de Rutilio Escandón camina en sentido inverso: organiza reuniones de gabinete sin evaluación de resultados y sin rendición de cuentas y manifiesta que todo va bien, pero además instruye a los presidentes municipales a que firmen un panfleto de respaldo a su gobierno y allí se inventa y se difunde el discurso de que hay intenciones de dañar a Chiapas y se insinúa que hay situaciones de conspiración a su gobierno, algo que solo existe en la mente del que escribió el panfleto y seguramente del que instruyó la redacción del mismo.

En Chiapas no hay conspiración alguna ni mentes perversas que buscan romper con “la tranquilidad”, lo que existe es una ausencia de gobierno y una pérdida creciente y peligrosa del papel del Estado, pero eso no lo puede aceptar por obvias razones el gobernador, que prefiere inventar situaciones y construir un mundo irreal, en el que no se compromete ni quiere correr riesgos con la toma de decisiones.

Sin embargo los problemas que vive la entidad no se van a resolver por arte de magia y los conflictos se van a ir acrecentando, y más si se continúa con la política del cinismo en el que se presumen logros en una entidad en el que lastimosamente hay todo por hacer.