En México la cultura política se ha desarrollado a través de la invención de enemigos. Eso es lo que viene sucediendo en Chiapas, en donde resulta más fácil inventar enemigos e imaginar conspiraciones políticas que reconocer los yerros que las autoridades cometen a diario, donde lo más grave es la indiferencia que tienen ante las demandas sociales de la entidad.
La administración de Rutilio Escandón Cadenas traía graves problemas como la ausencia de gabinete, la falta de proyectos y el descuido en el manejo de una agenda política, todo ello empeoró con la crisis sanitaria, que desnudó la ineficacia que prevalece en el manejo del presupuesto, en donde no se ha sabido responder a las necesidades sanitarias con recursos públicos y se recurrió a la caridad, ampliando con ello el riesgo de contagios y fallecimientos de la población.
A 18 meses de iniciado este gobierno, resulta claro que Rutilio Escandón no tiene cuadros formados para gobernar con eficacia y la actual administración se encuentra saturada por el nivel de incompetencia que hay en las diferentes secretarías, lo que evidencia que no hay un gobierno diferente y menos con los postulados de la izquierda; esta carencia de cuadros resulta imperdonable para un personaje que buscó la gubernatura en tres ocasiones.
A esto se le agrega un hecho evidente, que el gobernador no conocía la multiplicidad de problemas en la entidad, en el que se entrelazan problemas estructurales, como el de la pobreza, con problemas históricos, como el fracaso y desinterés de la clase política para modificar la estructura social en Chiapas, anclada en el pasado, con problemas coyunturales provocados por la inseguridad y por la manera como se da la distribución y el manejo del presupuesto,
En este sentido la preocupación política que existe en el entorno del gobernador no es el adecuado y allí se encuentra la principal fragilidad del gobernador. La preocupación principal no debiera estar en el control político de MORENA –dominado por los verdes-morenos-, o en el de tener la mayoría de las presidencias municipales –que se encuentran hegemonizadas por los senadores chiapanecos-, y ni siquiera con restar la influencia del partido verde, porque eso fue una fugaz aventura que duró solo seis años. Este análisis está equivocado porque la única premisa está en la preocupación electoral y no en la de construir gobierno y a Rutilio Escandón le urge construir gobierno y pensar en cual va a ser su legado político y como quiere que se le recuerde.
El gobernador no debiera tener preocupaciones por lo electoral, porque finalmente él ya está sentado en el palacio de gobierno; la preocupación electoral la tienen sus funcionarios que sueñan con la sucesión, quienes se golpean entre sí y andan en campaña, y en ese juego de ambiciones políticas confunden al gobernador y lo comprometen, al sobreponer el discurso de la conspiración para minimizar y ocultar la inacción política del gobierno.
Es en esta lógica es que se construyó la invención del enemigo, se financian con recursos públicos campañas mediáticas de ataques y se difunden las ideas de la conspiración y la desestabilización de Chiapas, en el que obviamente se oculta que los problemas actuales que tiene la entidad se debe, fundamentalmente, a la incompetencia que hay en los funcionarios y a la falta de ideas y proyectos para construir gobierno, en el que el propio Rutilio Escandón es responsable.
El discurso falso de la conspiración
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