El rechazo a las fumigaciones

Editorial
Typography

El desencanto y la falta de confianza hacia el gobierno está provocando una rebelión en comunidades en contra de las fumigaciones. El asunto no es un problema mayor debido a que esta decisión entraña problemas de salud pública y el gobernador Rutilio Escandón debe, a la voz de ya, a ponerse a gobernar y dejar de proyectar la imagen de figurín acartonado que presenta.

Es muy fácil señalar de ignorancia a los pobladores que rechazan las fumigaciones. Pero en realidad los inconformes no tienen la culpa, aún y cuando están tomando decisiones en contra de toda lógica y que afecta la salud de la comunidad. Y no tienen la culpa porque en realidad nunca han sido consultados. Nunca han sido informados de las campañas de salud y jamás les han dicho qué se está fumigando. Y en esta ausencia de comunicación las personas suelen ser presa fácil de los rumores y de la manipulación.

La crisis sanitaria era una buena oportunidad para diseñar una política de construcción de nueva ciudadanía en Chiapas, que promoviera la participación de la población y la autoresponsabilidad de las personas en estos momento difíciles de la pandemia. Pero ese trabajo no se realizó y el gobierno no tiene ni idea en qué consisten las nuevas ciudadanías ni cual es su utilidad y su importancia.

Durante estos más de tres meses de crisis sanitaria, el gobierno no ha realizado las campañas de difusión adecuadas y eso ha provocado una mala comunicación con la población, que se encuentra desinformada. Ahora, en que cada vez más localidades se suman a la rebelión en contra de las fumigaciones, el Estado no ha tenido capacidad de respuesta y no ha implementado medida alguna para buscar acuerdos con las poblaciones inconformes y esta inacción va a terminar provocando problemas mayores, pues existe el riesgo de que hayan contagios simultáneos de Covid 19 y de dengue y que estos sean masivos.

El gobierno de Rutilio debe asumir la responsabilidad social que le corresponde y realizar estrategias de diálogos con diferentes sectores de la población y de las comunidades para establecer los acuerdos mínimos que permitan el cumplimiento del programa de salud pública. Una estrategia puede ser el consentimiento informado, en donde en reuniones con estas comunidades inconformes se les explique a detalle los problemas de salud que hay y los riesgos de los contagios. De igual manera se debe explicar qué productos se están fumigando y los riesgos que entrañan para la salud, pues finalmente no se sabe qué sustancias se están fumigando. En esta estrategia de consentimiento informado es factible involucrar a la población y que ellos sean parte del programa de fumigación en sus comunidades.

La inacción que hay en el gobierno puede terminar generando el crecimiento de estás posturas que resultan inaceptable, por ir contra todo tipo de razón. Pero de igual manera el gobierno no puede quedarse sin hacer nada.