Si no pueden que renuncien

Editorial
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Anoche la noticia que se difundía profusamente en las redes sociales era el clima de inseguridad en San Cristóbal de Las Casas, ocasionado por un grupo de pobladores de San Juan Chamula que exigían la liberación de Juan Shilón, autonombrado presidente del Concejo municipal, apresado horas antes por la elementos de la fiscalía del Estado.

Hace un año se vivió una situación similar con ese grupo, que en asamblea comunal destituyó al presidente municipal y designó a Juan Shilón como presidente, la inoperancia del gobierno y el manoseo que se realizó en las negociaciones que se tuvieron terminó provocando que los seguidores de Shilón incendiaran el palacio municipal de San Juan Chamula, que produjo la detención en el cereso del Amate de este dirigente Chamula.

La respuesta de los seguidores de Shilón fue el secuestro de cuatro funcionarios muni-cipales y pusieron como condición la liberación de los mismos a cambio de la liberación de Juan Shilón, petición que irresponsablemente fue cumplida por el gobierno de Chia-pas.

En esa ocasión en esta misma página se escribió: “Con la liberación del que se nombra presidente del consejo municipal de San Juan Chamula, los actos de violencia de las últimas semanas en esa localidad quedarán impunes, pues nadie va a ser sancionado por el incendio del palacio municipal ni nadie va a ser responsable de los daños ocasionados por la quema de  vehículos ni por la retención ilegal de autoridades municipales.

Las negociaciones a las que haya llegado la secretaría de gobierno y la fiscalía del estado no tienen nada que ver con una política que construya acuerdos de paz y no violencia en San Juan Chamula, que es el programa que debiera impulsar, pues el fondo del problema en esa localidad persiste y sólo se postergó su desenlace. Lo extremo de esta situación es que las autoridades terminan negociando la violación del estricto cumplimiento de la ley y con ello se continúan reproduciendo los patrones de impunidad y de deterioro institucional, que evidencia que el Estado no funciona en muchos de los municipios indígenas de la entidad”.

En reiteradas ocasiones se ha señalado que no hay gobierno en Chiapas. Ahora, con los recientes acontecimientos, cada vez queda más claro que lo que no hay es Estado en la entidad, situación que es más grave todavía, porque no existen instituciones que contrarresten el clima de violencia que viene creciendo, y se corre el riesgo que todo se quiera resolver a través de las fuerzas de seguridad, lo que va a incrementar la violencia, las de-tenciones ilegales, las desapariciones, las ejecuciones y este gobierno, que presume haber llegado con el respaldo popular está totalmente deslegitimado y al borde del colapso.

Es un secreto a voces que en San Cristóbal de Las Casas se venden todo tipo de armas y municiones sin que ninguna autoridad intervenga para poner un alto a este tráfico, aún y cuando existen múltiples retenes policíacos y militares. Por ello no es gratuito que las organizaciones en las comunidades indígenas se encuentren fuertemente armadas y que hagan muestras de su armamento en acciones como la de ayer, en la que estuvieron disparando ráfagas por varios minutos en las afueras de CERRS 5, para exigir la liberación de Juan Shilón.

La historia se repite primero como tragedia y luego como farsa escribiría Karl Marx, y tal parece que esa profecía se cumplió en San Juan Chamula, en el que se demuestra la farsa del discurso del fiscal general a quien le gusta señalar que en Chiapas se aplica el Estado de derecho, que hay cero tolerancia, de que la ley en Chiapas se respeta y de que no habrá impunidad, cuando la realidad es otra muy distinta, debido a la debilidad que hay en el gobierno, que acostumbra a negociar y ceder para evitar problemas mayores, lo que hace prever, que Juan Shilón va a ser liberado bajo la presión armada de sus seguidores, lo que hará inevitable el reconocimiento que el secretario de gobierno, Ismael Brito, ni el fiscal general, Jorge Luis Llaven, son el tipo de funcionarios que Chiapas requiere en estos momentos.