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Thu, Apr
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No hay rumbo en el gobierno

Editorial
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Distintas estadísticas y sondeos de opinión muestran que el gobierno de Rutilio Escandón no está funcionando y no se ven visos que esta situación vaya a cambiar, lo que evidencia que no se viene gobernando. En un breve recuento se puede observar que las actividades económicas están paralizadas; el PIB presenta cinco trimestres de decrecimiento; no hay crecimiento en el empleo; la inversión pública está estancada; el nivel de aprobación del gobernante aparece siempre reprobado; los problemas de gobernabilidad son permanentes y son muchos municipios en donde han existido situaciones de violencia; la inseguridad se apoderó de las calles a pesar de los informes engañosos; la crisis sanitaria continúa provocando varios fallecimientos diarios aunque haya un discurso triunfalista del gobierno que manifiesta que el coronavirus está derrotado en Chiapas; sin embargo, el mayor pesar de la sociedad chiapaneca se encuentra en el funcionamiento en la secretaría de gobierno y en el desempeño de la fiscalía del Estado, que no están a la altura de las necesidades que prevalecen en el Estado, que actúan uno con indolencia y el otro se caracteriza por la fabricación de pruebas para inculpar a inocentes.

El gobierno de Chiapas vive dos realidades, una la de la ficción del gobernador, que está convencido de que realiza un buen papel y en la que pronto sus colaboradores le van a empezar a hablar al oído de que puede ser llamado al gabinete, como ha sucedido anteriormente con otros gobernadores; y la otra realidad es la que se vive todos los días en el exterior del palacio, en los hogares de la población chiapaneca, que padece todos los días las inoperancias del gobierno y que ahora tiene que consumir la información llena de mentiras de acciones y resultados inexistentes de un gobernador, que terminó convertido en la peor calamidad para Chiapas.

El proyecto de vida de la mayor parte de la población en la entidad está en riesgo, debido a la crisis sanitaria y a la crisis económica, que en Chiapas está combinada con una crisis social y con graves problemas de gobernabilidad, que representan una amenaza para la seguridad nacional del país, sin que el gobernador se de cuenta de ello.

Algo que no se debe perder de vista es la decisión política del gobierno de Guatemala de abrir sus fronteras, lo que va a ocasionar nuevas olas de migración masiva de población centroamericana, que va a romper el cerco militar que México impuso en la frontera sur, para proteger los intereses del gobierno norteamericano, y que va a afectar el ya de por si frágil equilibrio en los municipios fronterizos, con los riesgos de un rebrote del coronavirus en estas poblaciones.

Lo ridículo del gobierno en Chiapas es que no puede resolver un problema simple como el generado por Juan Shilón en San Juan Chamula, qué va a suceder en las siguientes semanas cuando los problemas locales se acrecienten y se conjuguen con los problemas que se van a provocar con la apertura de la frontera con Guatemala, en donde parece obvio que el gobernador Rutilio Escandón desconoce lo que está sucediendo y sus colabora-dores no le están informando adecuadamente, o bien la secretaría de gobierno y la fiscalía general le están engañando.

Lo que sí es una realidad, es que Chiapas requiere de funcionarios que abandonen su frivolidad, ignorancia, rapacidad e indiferencia ante la multitud de problemas que le aquejan y se decidan a constituir a la voz de ya un gobierno que de resultados.