Grave la ausencia de gobierno

Editorial
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En Chiapas la operación política en Chiapas no está funcionando y esto se debe a que existe una visión clientelar en el trabajo de los funcionarios y no una visión de Estado, que construya mejor sociedad o una preocupación real por mejorar las condiciones de gobernabilidad y atender las demandas de la población, sin que esto conlleve a un beneficio electoral o a construir redes de complicidad para la obtención del voto. En este sentido, Ismael Brito no está trabajando para ser secretario de gobierno sino para obtener beneficios electorales en el futuro y lo mismo hace Jorge Luis Llaven, el fiscal del Estado, quien organiza mesas de seguridad por todos los municipios para promocionar su imagen pública, en donde ambos funcionarios deben ser renunciados, simplemente porque dejaron de ser útiles al anteponer sus ambiciones electorales sobre el interés público de gobernar.

Por estas prácticas de utilizar el servicio público para promocionar la imagen personal, con la clara complicidad del gobernador Rutilio Escandón, quien ha sido incapaz de formar un gabinete que responda a los intereses de Chiapas, la administración actual se convirtió en una continuidad de los anteriores gobiernos  que mucho daño le provocaron a la entidad y con su actuación ineficaz y de atención a los problemas a las demandas de la población, se está traicionando a los chiapanecos, que confiaron y votaron por un gobierno que prometió ser diferente y que está convertido en lo mismo que tanto se ha criticado.

El peor síntoma que manifiesta la actual administración es la de gobernar con la mano de la fiscalía, lo que significa la incapacidad del diálogo y la construcción de acuerdos, en donde se privilegia la represión y la violación a derechos humanos. Lo lamentable es que la fiscalía se caracteriza por sus prácticas de tortura, la invención de delitos y la fabricación de pruebas, que violenta sistemáticamente los derechos humanos; situación que con-firma que la cuarta transformación en Chiapas es una mentira.

Faltan más de nueve meses para las elecciones de julio del 2021, y todo el aparato público está volcado sobre ese propósito electoral, olvidando que las prioridades en este momento son salvar vidas, reducir los contagios y tomar medidas preventivas para evitar nuevos brotes del COVID 19. Cada día que pase sin que se tomen las medidas preventivas y de protección para evitar los contagios y los fallecimientos en la población, el gobernador y sus funcionarios están incurriendo en omisiones y pueden ser llevados a los tribuna-les, sobre todo por la campaña de falsedades emprendidas por esta administración sobre el control del virus y los contagios, cuando en realidad lo que sucede es que la población se viene auto-medicinando y no está acudiendo a los servicios públicos de salud, por la desconfianza que hay.

El panorama no es nada halagüeño para la sociedad chiapaneca, que vive una terrible crisis eco-nómica, de gobernabilidad, de transparencia, de inseguridad pública y en el peor momento, se tiene un gobernador lleno de indiferencia, que se mantiene ciego, sordo, mudo y paralítico, ante los graves problemas que aquejan a la población.