¿Cuál es el futuro para Chiapas?

Editorial
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En los 22 meses que lleva la actual administración, el gobernador Rutilio Escandón no ha realizado ningún cambio en el gabinete, esto sin duda, es una mala señal, porque las cosas no vienen funcionando y él delegó la responsabilidad de gobernar en sus colaboradores, pero éstos ya demostraron que no están a la altura de las circunstancias que Chiapas re-quiere y ni siquiera son capaces de aguantar la tentación de enriquecerse y lo vienen haciendo. Lo extraño de esta situación, es que la administración necesita oxigenarse y para ello se requiere realizar cambios, pero el gobernador no tiene cuadros y no tiene con quien hacer los cambios y eso ocasiona el colapso de su administración que no tiene rumbo ni ideas de gobierno.

El hecho es que no hay gobierno y las expectativas que se despertaron con el triunfo de Escandón Cadenas resultan hoy día más que desalentadoras, debido a que no se ha logra-do romper con la continuidad de la ineficacia, la indiferencia, la abulia y la corrupción que caracterizó a los gobiernos anteriores y cada vez hay mayores evidencias de que los hombres cercanos al gobernador –Javier Jiménez, Ismael Brito y Jorge Luis Llaven-, se encuentran enfrentados por el manejo de los moches y por el control de las posiciones de poder.

Están lejanos los momentos en el que el triunfo de Rutilio Escandón abría la posibilidad para conformar un gobierno que promoviera la construcción de un nuevo Chiapas, eso es lo que implicaba  la idea del discurso de la transformación y así debía de entender-se, pero al transcurrir de los meses de esta administración, el discurso de la 4ª transformación resulta hueco y profundamente demagógico, en donde no hay ninguna diferencia con los gobiernos que lo precedieron y la cacareada transformación no existe.

Frente a los nulos resultados, el gobernador enfrenta hoy el mayor reto de un gobierno, que es la construcción de la legitimidad todos los días, a través de la eficacia en las acciones de gobierno y esto es lo que está ausente en Chiapas, no por algo la calificación obtenida por Rutilio Escandón en la reciente encuesta de Arias Consultores, en donde aparece como el gobernador con la nota más baja de aprobación entre los gobernadores del país. 

En este sentido el gobernador debe de entender que el cambio de rostro que Chiapas necesita no se va a generar si continúa con la misma estrategia de indiferencia que le caracteriza y que se complica por la falta de decisiones de gobierno debido a que sus colaboradores carecen de talento, de prestigio y de experiencia y no tienen ni ideas ni conocimiento de lo que Chiapas requiere en la inmediatez.

Para colmo de males, Chiapas no tiene crecimiento económico y se vive un período de decrecimiento, que provoca desempleo y mayor pobreza; por eso resulta una verdadera incógnita el saber en qué se gastaron más de 160 mil millones de pesos en lo que va de esta administración, pues no hay inversión pública ni construcción de infraestructura que justifique esta cantidad de recursos.

Bajo estas circunstancias ¿Cuál es el futuro que se está construyendo para Chiapas en el gobierno denominado de la transformación? Y la respuesta no puede ser más desesperanzadora, en virtud en que no se están tomando decisiones.