¿Cuál nueva normalidad?

Editorial
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Con frecuencia se habla de la nueva normalidad sin que se sepa a ciencia cierta en que consiste lo nuevo, debido a que las personas están retornando paulatinamente a su vida anterior y a la realización de sus mismas actividades. Por eso mientras esa normalización se define el gobierno de Chiapas debiera de atender la grave crisis económica que se avecina, en donde no se ha tomado ninguna previsión al respecto.

En ese sentido se debe partir de que en Chiapas se vive una preocupante devastación de las actividades productivas. El turismo, que en años anteriores mantenía un aporte importante al producto interno bruto local, hoy se encuentra en quiebra y no es cierto que esta actividad vaya a tener un repunte con la construcción del tren maya, porque ese proyecto resulta fantasioso y no hay visos en que llegue siquiera a construirse, por las violaciones que entraña al derecho al desarrollo que tienen las comunidades indígenas, en las que no fueron debidamente consultadas, como establecen las normas nacionales e inter-nacionales, y nunca hubo el interés de construir una relación armónica entre los derechos de los pueblos con el proyecto del tren maya.

Junto a la quiebra de hoteles en la entidad está también el cierre de varios restaurantes, que reflejan la condición económica en la que se encuentra el turismo, cuya actividad internacional se calcula que inicie su recuperación en el año 2022, con una reestructuración de las compañías de aerolíneas, que han sido severamente afectadas y algunas de ellas en quiebra.

La otra actividad importante en Chiapas es la agricultura. Aquí también la ola provoca-da por la crisis sanitaria terminó siendo devastadora. Las lluvias de mayo ya iniciaron y no se han distribuido los apoyos que reciben los maiceros, en el que los propios productores de maíz señalan que este 2020, puede ser el peor año de la producción de este grano en la historia de Chiapas.

Pero la situación de los productores de café es todavía peor, porque aún y cuando se espera un repunte de este grano  aromático, como ha sucedido después de las guerras, y este confinamiento forzado tiene las características de una guerra, los productores en Chiapas no tienen el financiamiento que se requiere y en el país prácticamente desapareció la banca de desarrollo, y los productores de café tienen el gran problema, que por primera ocasión el salario mínimo que se paga en Guatemala, es más alto que el que se paga en México, y es de ese país donde proviene la mano de obra para la cosecha del café, situación que incrementa los costos de la producción y que hace menos competitivos a los productores. La cosecha del café requiere más de 300 mil trabajadores agrícolas y para conseguirlos se requiere de la intervención y regulación del Estado, que desafortunada-mente no existe en Chiapas.

Los productores de palma de aceite tienen un producción que supera la capacidad que tienen las empresas procesadoras, por lo que se corre el riesgo que parte de esta producción no se comercialice, con pérdidas severas para los productores, quienes además sufren la competencia por la importación de aceite de palma.

Otro sector duramente afectado es el sector ganadero, que al contraerse el turismo y con el cierre de restaurantes se redujo la comercialización y el consumo de carne y ahora estos productores requieren de un financiamiento que el gobierno no tiene previsto.

Es lastimoso que el gobierno de Rutilio Escandón no entienda de los problemas económicos que existen en la entidad y que no se dispongan de recursos y políticas públicas que ayuden a amainar la dura situación económica que se prevé para los próximos meses. Se ha señalado en reiteradas ocasiones que se requiere del diseño de un programa emergente de recuperación económica, pero resulta claro que en esta administración no se quiere, no se puede y no se puede, simple y sencillamente porque no lo entienden.