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Gobiernos diferentes

Editorial
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A finales de octubre del 2007 en Tabasco llovió en tres días el doble de lo que llueve en to-do el año, y las inundaciones fueron inminentes. El desastre provocó daños generalizados no solo en las ciudades sino también la pérdida de la ganadería. La población no se recuperaba del caos, cuando en Chiapas empezó a llover y la creciente de los ríos empezó a crecer y con ello las presas en Chiapas empezaron a desfogar el agua. La crisis de la inundación de Tabasco no se superaba, cuando surgió la amenaza de una nueva inundación.

Las condiciones políticas para el entonces presidente de la república, Felipe Calderón, no podía ser más complicada debido a que la tierra en donde nació el principal opositor a su gobierno estaba bajo el agua y con ello las circunstancias le daban elementos a López Obrador para demandar las desatenciones de un gobierno que era señalado de ilegítimo.

Estas circunstancias hizo que Felipe Calderón, y más de medio gabinete, pernoctaran varios días en Tabasco para atender la contingencia y allí se le informó de la amenaza que representaba las lluvias en Chiapas, que incrementó la creciente de los ríos. Bajo esa circunstancia se da el desgajamiento del cerro en la comunidad Juan de Grijalva, que formó un dique natural de piedras y arena que sirvió para que no se rebasará los límites del agua en la Presa Peñitas, y que los problemas de la inundación en Tabasco fueran de consecuencias mayores.

Sobre el desgajamiento del cerro en la comunidad Juan de Grijalva, que desapareció 100 viviendas, en la que se menciona que formó una ola de 50 metros, existe la sospecha de que no se debió al deslizamiento natural generado por la lluvia sino que fue provocado, con el fin de crear un dique en el río a escasos seis kilómetros de la Presa Peñitas.

El suceso, trágico para pobladores de esa región de Chiapas, resultó la salvación en el propósito de evitar un daño mayor en la población de Tabasco y evitar un conflicto político debido a la presencia de López Obrador, que inclusive puso una demanda en la procuraduría en contra del gobierno de Felipe Calderón por los malos manejos de la inundación. Lo paradójico de esta historia es que 13 años después de esa tragedia en Chiapas y Tabasco, se vuelve a repetir el desastre en circunstancias similares, salvo con una diferencia; en el 2007 el Estado tomó decisiones desde el mismo día y se elaboró un programa de reconstrucción. En Chiapas se destinaron recursos federales para desarrollar las Ciudades Rurales Sustentables, que nunca fueron la solución y que terminó siendo el símbolo de la corrupción en el gobierno de Sabines.

En el reciente desastre de apenas unos días el Estado está ausente y lo peor es que no se le toma la importancia que se requiere al dolor de las personas que perdieron todo y cuya única esperanza es la ayuda del gobierno. Mientras que en el 2007 el presidente de la república y el gobernador del Estado recorrieron la zona de desastre, en el 2020 el presidente de la república y el gobernador del Estado no han puesto un pie en la zona devastada en el norte del Estado.