La continuidad de la corrupción y la frivolidad

Editorial
Typography

En Chiapas se viven dos realidades políticas: la de la gente común y la del gobernador del Estado y sus colaboradores, que viven en la ficción.

La realidad de la gente común es desgarradora, sufre en carne propia las malas decisiones políticas del gobierno, ven cómo cada día se deterioran las relaciones sociales y se profundiza la brecha de desigualdad, que padecen los problemas de inseguridad, que han sufrido la pérdida de un familiar, amigo, vecino o conocido por el coronavirus, pero que las muertes no aparecen en los reportes estadísticos del gobierno, porque esos reportes están llenos de mentiras o se oculta la información, como se oculta el ejercicio del presupuesto, que supera los 180 mil millones de pesos, sin que se conozca en qué y en dónde se invirtieron, porque a la luz del día solo se sabe de una pinchurrienta obra en la ampliación del aeropuerto, que representa el símbolo de la corrupción, pues esa obra se pagó dos ve-ces al mismo consorcio de empresas a quienes se les asignó de manera directa la construcción.

La situación real de los problemas de la entidad y no el del mundo ficción en el que se mueven las autoridades, quienes construyeron su propia realidad y no les interesa conocer los problemas de la entidad, obliga a una convocatoria hacia una reflexión colectiva para definir los nuevos rumbos de Chiapas con el fin de mejorar la convivencia y las condiciones de vida de la población, pero esta convocatoria no puede  ser una unidad chiapaneca forzada, en torno del gobernador, pues el en este momento representa la responsabilidad de un mal gobierno y la sumisión y el entreguismo a una política que no responde a los intereses de Chiapas.

Chiapas viene de 12 años de gobiernos desafortunados y de desaciertos en el ejercicio del poder, y el gobierno de Rutilio Escandón representa la continuidad de esos malos gobiernos, con lo que se asegura una continuidad de 18 años de gobiernos malogrados, corruptos, frívolos, indiferentes y demagogos.

Desafortunada y lamentablemente la administración de Rutilio Escandón es de anuncios mediáticos, ya sea a través de boletines o de videos sin que se atiendan y resuelvan los problemas que padece la entidad. En el que la población de Chiapas está siendo condena-da a no tener futuro, sino solo un pasado trágico que se repite una y otra vez.

El mundo ficción de la burbuja que recubre al gobernador y a su gabinete, contrasta radicalmente con la percepción de muchos sectores de la población que consideran que no se toman decisiones de gobierno y que los problemas se han acrecentado, a punto tal que la violencia, la inseguridad y la violación a derechos humanos, son parte de la normalidad con la que las personas se acostumbraron a vivir, lo interiorizaron y desgraciada-mente se encuentran conformes con ese destino.

El desastre natural del fin de semana pasado, que dejó sin nada a miles de personas en el Norte del Estado, representaba una oportunidad para devolver la sensibilidad al gobierno y que se asumiera el compromiso social de atender y responder a los problemas de la gente.  Pero eso no está en la cabeza del gobernador, quien no ha visitado la zona de desastre, y que ve a Chiapas con la misma mirada que los gobernadores que le precedieron: como el mejor negocio de su vi-da.