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El salvoconducto a Juan Sabines

Editorial
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Resulta demasiado complejo entender cuáles son los criterios que el gobernador Manuel Velasco utiliza para tomar decisiones, sobre todo en la designación de funcionarios, situación que ha generado un gobierno sin rumbo, despilfarrador, ocurrente, sin compromiso y desafortunadamente con una corrupción generalizada.

 

En plena crisis financiera, que condujo a un despido masivo de trabajadores en la administración pública, con un malestar creciente de la población por el incremento del precio de los combustibles, con una inacción política frente a varios focos rojos en la entidad, con un incumplimiento a dos resoluciones del Tribunal Federal Electoral que reconoce a Rosa Pérez como presidenta constitucional del municipio de Chenalhó y a María Gloria Sánchez, como presidenta municipal constitucional de Oxchuc y que a la fecha la autoridad estatal es omisa para garantizar la toma de posición de ambas presidentas municipales, lo que viene postergando el desenlace de un conflicto en la que la violencia va a ser incontenible, situación que evidencia una falta de voluntad para construir gobernabilidad en la entidad.

Junto a toda esta problemática, el gobernador del Estado continúa tomando decisiones que muestra una imagen de absoluta banalidad, que raya en el desprecio a los chiapanecos  e incorpora como coordinador de gabinete a Humberto Blanco Pedrero, quien fuera el auditor titulas del Órgano de Fiscalización Superior del Congreso del Estado en el gobierno de Juan Sabines y fue  el que se encargó de limpiar la cuenta pública de la enorme corrupción que prevaleció durante ese gobierno.

La incorporación de Blanco Pedrero en el gabinete, significa el reconocimiento de la presencia de Sabines en el actual gobierno, quien no sólo ha sido encubierto del inocultable saqueo de las finanzas públicas, sino que premia a funcionarios que blanquearon la cuenta pública, sobre todo porque de acuerdo al artículo 36 Bis de la Ley de Fiscalización Superior del Estado de Chiapas señala: “Sólo se podrá proceder penalmente en contra de quien haya ocupado el cargo de gobernador del Estado (…) por los delitos cometidos en el ejercicio y con motivo de sus funciones (…) por petición del auditor superior del Estado.”

En un gobierno transparente y comprometido con Chiapas, Humberto Blanco Pedrero debió de haber sido sancionado por las irresponsabilidades, omisiones y complicidades, con la corrupción generalizada en el gobierno de Sabines, que dejó una deuda pública, que destruyó las posibilidades de futuro de los chiapanecos y que afectó las finanzas públicas del actual gobierno que destina cerca de 4 millones de pesos diarios para pago de esa deuda, que a ciencia cierta no se sabe que se hizo con los recursos que fueron autorizados por el Congreso Local como deuda pública.

En los cuatro años de gobierno de Manuel Velasco se han vivido distintas facetas, en donde se ha transitado de un gobierno de continuidad a uno de indiferencia, que ha dado muestras fehacientes de irrelevancia hacia el ejercicio de gobierno.

Pero de igual modo, el nombramiento de Humberto Blanco Pedrero envía un mensaje hacia el 2018, de que Juan Sabines puede recorrer con total impunidad el territorio chiapaneco y que puede ser el factótum del proceso electoral de ese año.