La sucesión del Rector en la UNICACH

Editorial
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En el registro de aspirantes a ocupar el cargo de Rector de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas aparecen tres nombres que, por diversas razones, llaman la atención.

Sorprende para bien, el registro del Dr. Alaín Basail, quien es el académico más sólido de todos los apuntados, con una importante obra publicada, que lo hace ser miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Nivel 2, y quien hace 10 años fuera el Director del Centro de Estudios de México y Centroamérica (CESMECA), área que más prestigio le da a la UNICACH, al ser el centro de estudio de las ciencias sociales más importante de la región sur-sureste del país. Por su trabajo y desempeño, el Dr. Alaín Basail es el representante de México ante el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO),  lo que le proporciona los méritos para ser el Rector de la institución, sobre todo, porque de acuerdo con el artículo 44 del Estatuto General de la UNICACH; La Junta Directiva debe elegir “mediante el voto aprobatorio de cuando menos cuatro votos de sus integrantes, al candidato que reúna los mejores méritos académicos y administrativos …” , que sin duda recaen en Alaín Basail.

Sorprende para mal, el registro de Helmer Ferras Coutiño, quien durante años firmó como ingeniero sin serlo, título que adquirió en el año del 2019 en la escuela Salazar Narváez. Helmer Ferras se desempeñó como Director de Informática en el poder judicial en tiempos de Rutilio Escandón, y a quien se le señala por su enriquecimiento inexplicable. Su carrera la continuó, al lado del hoy gobernador y fue nombrado Director General de lo que fue el Consejo de Ciencia y Tecnología de Chiapas, pero como no cubría los requisitos de ley, debido a que para desempeñar ese cargo se requería poseer posgrado, preferente el grado de doctor y Helemr Ferras ni siquiera era licenciado, lo que originó que al COCYTECH se le cambiaran el nombre a Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación y que el Congreso Local aprobara una nueva ley para dar seguridad jurídica al Instituto y que se omitiera todo tipo de grado académico dentro de los requisitos para ser director general. Helemer Ferras, es un colaborador de las confianzas del gobernador Rutilio Escandón, lo que le otorga posibilidades. Pero no cubre los requisitos académicos que establece la legislación universitaria de la UNICACH.

El último aspirante que sorprende es Rafael Domínguez, actual encargado de la Rectoría, quien se desempeñó como secretario general de la institución y que representa la continuidad de la administración. Las posibilidades de Rafael Domínguez están puestas a raíz de la relación que mantiene con los miembros de la Junta Directiva y porque a él le correspondió construir los acuerdos con los dos sindicatos de la universidad, en la reciente negociación salarial, que evitó la huelga en esa institución.

Aunque la UNICACH es un organismo autónomo, con capacidad para gobernarse  a sí mismo, es bien sabido que el gobernador es quien termina designando a las autoridades universitarias,  lo que puede ocasionar que se privilegien criterios políticos en lugar de los académicos y el gobernador cometa otro más de los errores que lo caracterizan como el peor gobernante de la historia de Chiapas.