Sin gobierno ni autoridad

Editorial
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Chiapas representa la viva imagen del caos. No hay una operación política, lo que genera que los conflictos y manifestaciones se desborden socialmente y haya problemas de gobernabilidad de manera permanente. A su vez, hay un aparato público sin rumbo, en donde no hay una política social y de combate a la pobreza; no hay una política para la recuperación económica y de fortalecimiento a las actividades productivas; hay una carencia de programas para la generación de empleo y continúan los despidos de manera peligrosa; no hay una mínima idea de los problemas educativos, y las universidades públicas padecen tienen problemas de financiamiento y existe profundo malestar que amenaza en estallar; las actividades agropecuarias requieren de financiamiento pero no hay visos de que eso preocupe; la crisis sanitaria se encuentra en su peor momento, pero el gobernador sigue presumiendo la baja incidencia de los contagios y fallecimientos cuando todo mundo sabe que lo que reporta Chiapas sobre el Covid son mentiras y que hay cientos de muertos que no aparecen en las estadísticas. Para colmo de todos estos males, Rutilio Escandón se resiste a realizar los cambios en su gabinete a sabiendas de que ninguna secretaría está funcionando.

En el discurso ficción el gobernador señala que han existido economías cuando en realidad lo que existe es una opacidad en el manejo de los recursos en donde no se sabe en qué se invirtieron los más de 185 mil millones de presupuestos ejercidos en los dos años de administración, pues no hay resultados de obras significativas, en el que tristemente se ve al gobernador inaugurando calles que construyen los municipios con recursos de sus partidas federales.

En Chiapas hay una realidad insoslayable: no hay gobierno y el gobernador continúa sin asumir compromisos y tomar las decisiones claves  para enderezar el barco que va en picada, en pleno proceso electoral, en el que se avizora que el gobernador no va a ganar las 13 diputaciones federales  que le exige el presidente y corre el riesgo con perder la mayoría del Congreso Local.

Diferentes voces le han pedido al gobernador que defina y elabore políticas públicas que contrarresten la crisis sanitaria y la crisis económica en la entidad, pero él se mantiene en su postura de abulia; no entiende de razones y reproduce la misma práctica de desprecio a Chiapas que sus antecesores, que hicieron de la creencia de que “en Chiapas no pasa nada”, la principal escuela para fomentar el desorden, situación que provoca que a nadie le interese apegar sus actos en el marco de las normas, lo que convierte a la entidad en un territorio sin ley.

Rutilio Escandón no se ha dado cuenta que los tiempos de su gobierno ya concluyeron y que los resultados de las votaciones intermedias se le complican aún más por la falta de voluntad para atender y resolver  los feminicidios, como el sucedido con Mariana, que despertó la indignación social y provocó el malestar entre los universitarios que amenazan con poner a la UNACH en huelga, en el que se percibe una tendencia de trasladar el conflicto a la universidad y evitar que las presiones afecten la permanencia del personal de la secretaría de salud y de la fiscalía quienes tienen responsabilidad insoslayable en este feminicidio.