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¿Qué se debe cambiar con las elecciones?

Editorial
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En las elecciones de julio de este año está en juego la continuidad de un gobierno que se caracteriza por la indiferencia, la frivolidad, la inacción política y lamentablemente su desconocimiento a los grandes problemas de la entidad, por eso no hay buenos resultados y por eso la cacareada transformación en Chiapas sólo es parte de un discurso ficción del gobernador, que ya dejó de tener sentido.

La transformación en Chiapas no existe y no hay visos que pueda existir con la permanencia del actual gobierno. Y no existe debido a que la administración de Rutilio Escandón, que se erigió bajo ese discurso, nunca ha tenido claro qué es lo que se tiene que transformar en Chiapas. Por eso en estas elecciones se debe tener claro que los dos grandes problemas en la entidad son la ausencia de justicia y los altos índices de población en condiciones de pobreza y pobreza extrema.

Paradójicamente, sin impartición de justicia no se puede construir democracia y con altos índices de pobreza, la población ve restringidos sus accesos a derechos sociales, y en esas condiciones tampoco se puede construir un proyecto de vida democrática. No por algo en Chiapas se vive la más pobre calidad de democracia en el país.

Junto a estos grandes problemas –la falta de justicia y pobreza-, en Chiapas se padecen otros tipos de problemas: la inseguridad en las carreteras, sobre todo en las regiones Altos, Norte y Selva del Estado, que posee un reconocido atractivo turístico, pero que no logra desarrollarse debido a los problemas generados por la inseguridad; Chiapas a su vez, presenta muchos problemas de gobernabilidad, con más de 200 focos de tensión en por lo menos 24 municipios de la entidad, algunos de ellos, con muy alta conflictividad, pues las organizaciones se encuentran fuertemente armadas, en la que pueden derivar en masacres de dimensiones mayores a la vivida en Acteal en el año de 1997.

Chiapas, con una fuerte vocación agrícola vive en estos momentos el período más crítico de descapitalización del campo y muchas de las actividades agropecuarias se encuentran en crisis, debido a que el cambio climático empieza a afectar los ciclos productivos, principalmente del café, del que viven más de 200 mil productores. La crisis del campo entraña un problema de seguridad nacional, en virtud de que la producción agrícola se está sustituyendo en algunas regiones con producción de amapola y marihuana.

A su vez, Chiapas vive un grave problema de deuda pública, en el que se pagan más de 2 mil 100 millones de pesos anuales, un promedio aproximado de 6 millones de pesos diarios, que permitirían brindar mejor atención en el cumplimiento de los derechos sociales a la población en condiciones de pobreza.

Ninguno de estos problemas forman parte de la preocupación del gobernador Rutilio Escandón, que tiene sus preocupaciones en hidratarse bien el rostro y en la pulcritud de su cabello, así como en la amplia colección de guayaberas que posee.

Por eso lo que está en juego en las próximas elecciones es acabar con un gobierno de indiferencia y frivolidad, que le ocasiona un daño social irreversible a la población.