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Se robaron el futuro

Editorial
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La degradación de la política en Chiapas ha conducido a una pobre calidad en la integración  en los últimos gobiernos. En las elecciones del 2006, Juan Sabines Guerrero se convierte en gobernador, y en su malograda gestión endeuda a la entidad por 30 años, con un pago diario de seis millones de pesos, y con ello condena a la población a vivir sin futuro ni esperanza. Cuando se pensaba que difícilmente iba a existir un gobierno peor, en el 2012 llegó Manuel Velasco, quien nunca tuvo la madurez política para tomar decisiones y su gobierno fue un ejemplo de corrupción y derroche del presupuesto.

Lo trágico en la historia de Chiapas, es que nuevamente se pensó que después del gobierno de Manuel Velasco, era imposible que existiera un gobierno peor y el destino se encargó de provocar un desengaño y en el 2018 Rutilio Escandón se convierte en el gobernador, y en pocos meses demostró que si podía haber algo peor para Chiapas. Lo grave es que esta pesadilla no termina todavía y después de observar quienes son los candidatos de MORENA a las diputaciones federales, no queda ninguna duda que falta por vivir lo peor de la historia de Chiapas, en el que se prevé que las cosas van a empeorar, pues no hay proyecto ni agenda de gobierno de gobierno.

Después de Sabines, Velasco y Rutilio, nadie se debe sorprender que Ismael Brito, Jorge Luis Llaven, Manuela Obrador, MANACO, Armando Melgar, Carlos Morales, Roberto Rubio, Sasil de León y el propio súper delegado, José Antonio Aguilar Castillejos, estén pensado en que tienen los méritos suficientes para ocupar la gubernatura de Chiapas, pues está claro que para gobernar la entidad no se requiere de inteligencia; cualquiera puede ser con un poco de suerte.

Sin embargo esta degradación de la política en la entidad representa un grave riesgo de seguridad nacional para el país, pues los niveles de malestar social y los problemas de gobernabilidad en Chiapas pueden socavar al gobierno de la 4t, como ya sucedió con el levantamiento armado zapatista en 1994 y con la masacre de Acteal en 1997, donde de manera simultánea se provocaron cambios en los gobiernos estatal y federal. Lo que significa que las malas decisiones políticas en Chiapas y la ausencia de gobierno, puede derivar en una afectación directa al gobierno de la 4t.

El futuro inmediato de Chiapas es poco halagüeño. El gobernador no formó cuadros políticos que le ayudaran a gobernar y que al mismo tiempo se formara el recurso para el cambio generacional. Por eso se ha señalado en reiteradas ocasiones que la disputa del poder en Chiapas se está dando entre los malos de siempre con los peores de ahora. Bajo cualquier circunstancia Chiapas y la población pierde, pero eso parece no tener importancia, aún y cuando lo que está en juego es el futuro.