Chiapas es un problema de seguridad nacional

Aun mes de las elecciones los problemas de gobernabilidad en Chiapas son alarmantes: enfrente del gobierno hay maestros y trabajadores de la salud en huelga de hambre; en Carranza, tierra del gobernador, prácticamente se vive un estado de sitio en donde la población tiene temor de salir a las calle por el clima de enfrentamiento que existe entre los comuneros; en el municipio de Aldama un día si y el otro también hay disparos a comunidades por parte de un grupo paramilitar de Chenalhó; el Siltepec, en la Sierra de Motozintla, la carretera se encuentra cerrada desde hace dos semanas, por el malestar de dos comunidades que rechazan pasar a formar parte al nuevo municipio Honduras de la Sierra y exigen que llegue el propio gobernador a negociar con ellos; en Chilón se vive un ambiente tenso, en donde uno de los precandidatos de Morena fue asesinado en una emboscada; en Tila recientemente hubo cambio del presidente del comisariado ejidal, pero la situación continúa tensa por el incumplimiento por parte del Estado a una sentencia de la Suprema Corte Justicia, que obliga a la devolución de las tierras expropiadas en donde se construyó la mayor parte de la ciudad de Tila; en Oxchuc se vivió un largo cierre de la carretera y existe el acuerdo de una asamblea comunitaria de no permitir la instalación de casillas el día de las elecciones; en Ocosingo hay una reacción en contra de pobladores de Oxchuc por las afectaciones sufridas por el cierre de la carretera que afecta la vida cotidiana de la zona; en el ámbito sindical hay problemas sin resolver en el Colegio de Bachilleres, con maestros interinos y del telebachillerato y hay problemas con trabajadores del sector salud y para colmo de males hay la intención de un próximo reinicio de clases pero no se tiene el acuerdo para ello con el grueso de los maestros quienes exigen clases pero con los alumnos vacunados en contra del Covid 19.

La mayor parte de estos conflictos se deben a la ausencia del gobierno que no atiende ni resuelve los problemas, en donde la apuesta es que el tiempo los resuelva por la inanición de la protesta. En la secretaría de gobierno se cobra puntualmente los emolumentos pero no existe para atender los problemas políticos, en la fiscalía del estado, el responsable vive encerrado en su oficina porque se encuentra apanicado por la dimensión de los problemas, pero aferrado a la caja fuerte, por los altos ingresos que recibe semanalmente por la delincuencia organizada; en la secretaría de agricultura hace dos días se vivió una toma de las instalaciones que impidió la salida de los trabajadores y al trabajador que filmó el drama que se vivió, hoy es amenazada de despido por parte de la secretaria del ramo quien manifestó que a ella le preocupa más su imagen que los problemas que padecen los trabajadores de la secretaría; la secretaría del bienestar en la entidad prácticamente no existe; en la secretaría de educación la responsable pasa más días fuera de la oficina que atendiendo los graves y añejos problemas del sector y no cuenta con el consenso del sindicato de maestros.

Chiapas está convertido en un extenso territorio en donde el derecho no aplica. A punto tal en que se tiene más de un año en que los asuntos judiciales no caminan, pues debido a la pandemia se tomó la decisión de paralizar los trámites y suspender los tiempos,  en donde el grueso de los abogados, que no trabajan en actividades docentes, hoy forma parte del grupo de damnificados del Covid19, por la falta de ingresos.

La situación del Estado es delicada, en medio de un proceso electoral, que amenaza en terminar con violencia,  pero nada de ello le preocupa al gobernador, que camina sin tocar el piso.