Pantelhó: la respuesta a la indiferencia de malos gobernantes

Editorial
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Que el presidente de la república se interrogue si el movimiento en Pantelhó es genuino o político resulta sumamente preocupante, debido a que implícitamente está reconociendo el fracaso de los servicios de inteligencia del Estado, que por las características del trabajo que realizan, están obligados a tener información precisa de los acontecimientos políticos, y más si se tiene conocimiento de la actividad del narcotráfico en las comunidades indígenas en Chiapas.

Por supuesto que el levantamiento del grupo de autodefensa en Pantelhó es político, no puede ser de otra manera, pero aquí hay que realizar matices, porque si la connotación de lo político significa que hay fuerzas oscuras atrás de ese grupo, se está discriminando la inteligencia de los indígenas y se pretende ser maniqueo, algo de lo que el presidente López Obrador ha demostrado ser un maestro.

El surgimiento del grupo de autodefensa es político, debido a que es una manifestación del fracaso de los últimos gobiernos en esa zona indígena, que por cierto es productora de café de una calidad inobjetable, pero este producto lleva más de diez años en crisis, por la roya del café y por la caída de precios, y en Chiapas no ha existido en los últimos 20 años un programa de estímulos a los productores de café mayoritariamente minifundistas y sí mucha corrupción en los responsables del manejo del fideicomiso producto café, lo que ha generado que algunos productores en lugar de café siembren otros cultivos penados por la ley.

Chiapas lleva 15 años ininterrumpidos de malos gobiernos. Y AMLO debe de reconocer que él es corresponsable de esos malos gobiernos: uno, porque él puso como candidato a Juan Sabines, que resultó un desastre para el Estado y hoy representa a su gobierno en un consulado en Florida; dos, porque con el gobierno de Manuel Velasco siempre hubo valores entendidos, y hoy se conoce con más detalles del financiamiento que recibía de este gobierno, financiamiento que la población de Chiapas tiene derecho a conocer la verdad plena, para conocer complicidades y deslindar responsabilidades; y tres, porque AMLO puso como candidato a Rutilio Escandón, quien tiene problemas de déficit de atención y ha mostrado una total inoperancia para procurar gobernabilidad en Chiapas. 

La indiferencia, las omisiones y la irresponsabilidad de Rutilio Escandón tienen que ser investigadas, en virtud de que en el primer año de su gobierno, los párrocos Gonzalo Ituarte, Joel Padrón y otros acompañantes, le entregaron en sus manos un diagnóstico de los problemas en las comunidades indígenas y una ruta para atender los problemas estructurales en las comunidades, reunión que fue breve, por las dificultades de atención que tiene el gobernador, y los canalizó con Ismael Brito, quien se desempeñaba como secretario de gobierno, y nunca los atendió. En ese documento, esos representantes de la Iglesia ponían en conocimiento del gobernador muchos problemas que hoy se están viviendo en la entidad.

Por supuesto que la presencia de la milicia de autodefensa es político, pero también es genuino, pues desde el año del 2006, iniciaron las denuncias de la presencia del grupo paramilitar, que derivó en delincuencia organizada, sin que la autoridad les diera la debida atención. La población de Pantelhó llevan 15 años sufriendo agresiones, expulsiones, asesinatos, detenciones arbitrarias, desapariciones, cobro de multas, quema de cosechas, sin que ninguna denuncia haya sido investigada por la procuraduría, hoy fiscalía.

Por ignorancia, las autoridades no entienden que las rebeliones indígenas en Chiapas se gestan como ríos subterráneos, como bien lo explica el historiador Jan De Vos en uno de sus libros, y la respuesta del grupo de autodefensa a la delincuencia organizada seguramente lleva meses y quizá años gestándose, hasta el punto en que la presión de las aguas subterráneas hizo que brotaran a la superficie. Esto debido a la inoperancia de un gobierno que considera intrascendente tomar decisiones y que ha hecho de la indiferencia el estilo personal de gobernar.