El silencio del gobernador bajo sospecha

Editorial
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La administración de Rutilio Escandón debe de explicar a la población por qué el personal que labora en funciones de inteligencia, así como la fiscalía del Estado, no tenían conocimiento de la existencia del grupo de la delincuencia organizada que agredía, asesinó y desapareció a los habitantes de Pantelhó, y que en las pasadas elecciones hizo ganar al candidato que representa sus intereses, utilizando la fuerza militar para inducir el voto.

Lo inaceptable de esta situación, es que muchas comunidades denunciaron las agresiones que sufrían y no se realizaron las investigaciones con la debida diligencia, lo que significa que las autoridades hicieron caso omiso de las denuncias y los dejaron solos, viviendo las agresiones diarias, situación que reproduce patrones de impunidad, en condiciones comunitarias, en la que ya de por sí estas poblaciones viven en la exclusión de derechos sociales y políticos.

Es más, está documentado, que las comunidades hicieron la solicitud de cancelar las elecciones y la mesa de seguridad para asuntos electorales hizo caso omiso a la solicitud y hoy queda claro que en Pantelhó nunca hubo condiciones de igualdad y de equidad para realizar el proceso electoral. Dicho en otros términos, esa mesa de seguridad institucionalizó un proceso para dejar en manos de la delincuencia organizada el municipio de Pantelhó.

Es importante aclarar, que la formación del grupo de las autodefensa autonombrado “El Machete” no se organizó de un día para otro. Seguramente llevan meses o años preparándose para dar una respuesta militar al grupo delictivo que se apoderó del municipio y que sembró el terror en las comunidades, en donde la Iglesia tiene documentado más de un centenar de personas asesinadas en la franja de Pantelhó y Simojovel, en lo que va de la administración encabezada por Rutilio Escandón.

De ser cierta esta cifra de personas asesinadas, la fiscalía debe rendir un informe pormenorizado sobre las diligencias realizadas y explicar porqué no hay detenidos ni se han realizado acciones mínimas para garantizar el acceso a la justicia a estas comunidades de Pantelhó. Pero la responsabilidad no solo es del actual fiscal, sino también de Jorge Luis Llaven Abarca, que tenía a comandantes de la policía que traficaban drogas –está documentada en este periódico la detención por parte de la Fiscalía General de la República, de uno de estos comandantes que transportaba cocaína-, Así como también se hicieron los señalamientos en contra del comandante Santos, brazo derecho de Llaven Abarca, quien andaba huyendo y que recientemente fuera asesinado, bajo el silencio de una fiscalía del estado, que actúa en complicidad con la delincuencia organizada.

Se tiene conocimiento, que el gobernador del Estado fue informada por las fuerzas miñitares sobre la conducta delictiva de Llaven Abarca, razón por la cual se solicitó fuera retirado como fiscal; lo grave de esta situación, es que en lugar de someterlo a investigación y sancionarlo, fue premiado con una diputación federal y ahora este diputado electo todos los días realiza eventos de promoción política y recorre todo el Estado organizando la consulta popular, lo que significa que cuenta con el aval y la complicidad de Rutilio Escandón.

Por eso urge que se rinda un informa del desempeño de la fiscalía, sobre todo porque el silencio es sinónimo de complicidad y protección.